Este lunes 8 de enero, se cumplió una semana del devastador terremoto ocurrido en Japón, que ha dejado al menos 200 muertos y más de 300 de desaparecidos, mientras las tareas de búsqueda de víctimas y asistencia a los damnificados continúan presentando dificultades por la nieve y los daños en carreteras, reseña EFE.
Las autoridades locales ofrecieron el lunes el último dato de fallecimientos confirmados por el terremoto de magnitud 7,6 que golpeó la prefectura de Ishikawa, y anunciaron que otras 323 personas continúan en paradero desconocido a raíz del desastre.
La mayoría de los muertos se produjeron en las localidades de Wajima y Suzu, donde también se concentran las tareas de búsqueda y rescate, mientras que más de 500 personas resultaron heridas de diversa consideración en el terremoto más devastador de Japón durante la última década.
El acceso por tierra al norte de la península de Noto, la zona más castigada por el terremoto, ha quedado prácticamente bloqueado por los numerosos cortes de carreteras dañadas por el seísmo o por los desprendimientos de roca, avalanchas de tierra o caída de postes, edificios y otras infraestructuras.
Además, durante los últimos días han continuado las réplicas del terremoto con epicentro también en la zona de Noto, entre ellas alguna con magnitud superior a 5. Por otra parte, las condiciones meteorológicas adversas han provocado nuevos desplazamientos de tierra y más desperfectos en edificios o vías de transporte.
Algunos expertos han comenzado a criticar la tardanza de las autoridades en reparar infraestructuras claves para proveer suministros básicos a los afectados y facilitar las tareas de rescate.
Según la agencia internacional, el primer ministro nipón, Fumio Kishida, afirmó que se hará “todo lo posible” para asistir a las personas en las “amplias áreas que continúan aisladas”, y dijo que se contemplan medidas como el acceso a pie o por helicóptero por parte de las Fuerzas de Autodefensa (Ejército) de Japón.