Históricamente Cuba ha sido una potencia musical por la riquísima variedad de géneros, entre estos el son de raíz campesina, que según Alejo Carpentier se equipara con el jazz norteamericano en el siglo XX. Una expresión de la asimilación espiritual y estética de la realidad circundante por el hombre cubano desde distintos paisajes geográficos.
En la conformación de su cultura musical es evidente el influjo preponderante del negro africano traído masivamente a la isla en condición de esclavos, pero portadores de su arte que desarrollan en un nuevo contexto al que asumen transformadoramente.
En ese rico mapa musical emerge la orquesta Sonora Matancera. En su evolución se registran varios hechos relevantes al margen de lo puramente cronológico.
Lo político
Curiosamente, su origen tiene un matiz político visto que responde a un pedido del Partido Liberal de la ciudad de Matanzas. De allí su nombre bautismal La Tuna Liberal fundada por el músico Valentín Cané, el 12 de enero de 1924. Dicha organización política necesitaba amenizar musicalmente sus reuniones y mítines. Se podría decir que es una orquesta partidista en un país sometido a una constante inestabilidad política con escasos gobiernos democráticos.
Por el lapso de once años no se identifica todavía como la Sonora Matancera. Eso ocurre en el año 1935 cuando se dispone a grabar su primer disco con el sello RCA Víctor.
Lo folclórico
El momento histórico cuando llega la Sonora Matancera en Europa avanzaba la concreción de nuevas formas de arte, entre estos la música. Es lo que se conoce como los ismos. Cuba no se queda atrás y sus músicos experimentan con lo innovativo a partir de sus manifestaciones de la cultura popular.
Los orígenes de la agrupación están vinculados a las diversas expresiones folclóricas que en la isla se desarrollan a sus anchas con la mayor simpleza y espontaneidad consustancial a este tipo de música. En su progresión asume los géneros de la música tropical bailable, africanos, caribeños y la salsa en la década de 1980 pero en lo fundamental se apoya en la guaracha y bolero
Artísticamente nace apegada al son que entonces estaba en su apogeo en Cuba. Un conjunto formado en la primera etapa por guitarras, una trompeta y percusión más los cantantes. Luego incorporan el piano para convertirse en una orquesta de son montuno, precisamente lo que ha sido a lo largo de su exitosa historia. Una invención del talentoso Arcenio Rodríguez también impulsor del jazz latino.
Se trata de la inclinación por lo nuevo que entonces se gestaba en el seno de la música cubana reflejado en este género, que evoluciona desde lo puramente bucólico a lo urbano con la fusión de instrumentos tradicionales y los europeos.
Por los caminos de la identidad
Cuando se aborda el tema de la identidad cultural latinoamericana la Sonora Matancera es parte de la misma desde la perspectiva artística por la originalidad de sus contenidos. Representa los valores espirituales de un conjunto de pueblos que vibran al compás de su música, ejemplo es el bolero del cual realiza 380 grabaciones. Un fenómeno socio artístico esparcido por todo el hemisferio occidental.
En ese sentido, la idiosincrasia de los pueblos americanos está fielmente expresada en su quehacer por la variedad de vivencias de la cultura antropológica que recoge de sus esperanzados y entusiastas habitantes. Por sus instrumentos, voces y letras pasa el portento del imaginario popular con su mestizaje cultural.
Parafraseando al maestro del bolero Álvaro Carrillo son los juglares del siglo XX con su cancionero a través del cual emiten sus sentidos mensajes, contentivos de las peripecias del hombre común.
Un rumboso estilo
Su estilo de aires rumbosos y alegres lo definen los ritmos bailables tropicales que de inmediato contagian y ponen en movimiento al más indiferente de los espectadores. Un estilo con la virtud de identificarse con la forma de ser del hombre latinoamericano y su asunción de las ocho horas para el entretenimiento. La garantía de una conexión artística. Estilo apuntalado en el uso principalmente de la trompeta que varía entre dos y tres con su imponente resonancia.
Es la consumación de una estética musical a partir de lo folclórico de cada país de la cuenca del Caribe cuyo epicentro es el hombre con su creatividad transformadora de la realidad como expresión más elevada del arte, de esa manera conforma un abanico de ritmos y nacionalidades.
Su arte es de los que llega al hombre por el sentido del oído enalteciendo la condición de éste de estimulante de la belleza para brindar momentos de hedonismo al ser humano.
No se encasilla en cuanto a su repertorio. Una agrupación concebida para bailar que abrigó a por lo menos 52 ritmos diferentes en su repertorio. Entre estos la olvidada conga de Haití que en 1950 difunde Daniel Santos. La guaracha, son montuno y el bolero copan mayoritariamente su excelente repertorio. En su plantilla de solistas también estuvo el venezolano Víctor Piñero en 1958 con el tema Río Manzanares de José A. López.
De sus ritmos se desprende un conjunto de festivos verbos, a saber: guarachar, rumbear, guapachar y pachanguear. Los mismos están vinculados al arte del baile que la orquesta graba por el mundo. Con sus sonoridades enseña a bailar a varias generaciones de seguidores.
Siempre popular
La Sonora Matancera no es una moda del momento como una luz que se apaga. Se enmarca en lo tradicional y popular por su arraigamiento en el gusto musical de los pueblos del hemisferio occidental. Es lo que explica su perduración en el tiempo.
Perdura en el tiempo por su arraigo en el hombre de la calle que se siente identificado con su buena música. Esta no es música desechable como ocurre con algunos ritmos actuales con la desventaja de lo efímero.
Eso la hace un ente multicultural y global de amplios horizontes. Una institución del arte musical que como decía uno de sus cantantes Bobby Capo: ”La Sonora Matancera dejó de ser cubana para convertirse en mundial”.
Su época de oro se ubica en la década de los años 40 y 50 del siglo XX. Es cuando se internacionaliza con su arte en diferentes rincones del continente americano y Europa. En Venezuela eran frecuentes sus presentaciones en centros sociales de la capital en aquellos tiempos de prosperidad petrolera.
Tiempos de dictaduras derechistas en nuestro continente en nombre del anticomunismo, pero indicativo de que siempre hay tiempo para el entretenimiento por medio de la música.
Por eso el lenguaje de sus canciones es al máximo sencillo, temporal, cotidiano, familiar, vivencial, urbano y rural del hombre y la sociedad.
También resalta la dicotomía campo-ciudad con sus específicas expresiones. La primera es apreciable en la guaracha Romance del Campesino interpretada por Bienvenido Granda en 1947, en la misma se impone en todo su esplendor el mundo rural.
Por la radio
La aparición formal de la radio en la década de 1920 facilita la difusión de la música desde el género popular al académico por sus ondas al igual que la venta de gramófonos para escucharla en disco.
En la difusión de la vasta obra de la Sonora Matancera juega un papel determinante la radio, catalogada como la mayor maravilla técnica de la primera mitad del siglo XX. En esos tiempos en la radio tenía amplia cabida el talento en vivo teniendo incluso las estaciones una orquesta de planta.
Su presencia en el medio de las ondas hertzianas la hace competitiva en las instancias de la cultura de masas y el mercado de la música que emana de los grandes centros industriales, entre estos EEUU.
En la radio cubana eran pan diario los conciertos de las agrupaciones musicales, entre estos los de la Sonora Matancera. En 1948 se escucha en la voz de Daniel Santos por Radio Progreso el tema Vive como yo.
Igualmente en la mayoría de estaciones de la región caribeña sus interpretaciones formaban parte de la pauta musical diaria. A cada momento del día sonaban sus discos por la radiodifusión.
El obligado exilio
Con el triunfo de la Revolución Cubana en enero de 1959 se inicia una campaña de hostigamiento contra oficiantes de la farándula en la isla caribeña, entre éstos la Sonora Matancera. La cosa llega al extremo de calificar de prostituta a Celia Cruz.
El ambiente se había tornado insoportable por la agresividad del nuevo régimen comunista que inicia la destrucción de todo lo que consideran opuesto a sus intereses políticos e ideológicos. Esa mal entendida lucha de lo nuevo contra lo viejo.
Durante una gira a México los integrantes de la orquesta, con Celia Cruz a la cabeza, deciden huir para exiliarse en ese país. Entonces dijeron: “es ahora o nunca”. Pero habían recuperado su libertad.
Se pasea por los pueblos americanos y otras latitudes convocando a bailar con su arte musical para elevarse a la condición de un icono. La centena de una institución musical con un inmenso y perdurable legado para el mejor goce de la vida por medio del canto y la danza. Una marca artística que identifica al continente americano en el mundo.