Desde mi cátedra
“Ni un solo odio hijos míos, / ni un solo rencor por mí, / no derramar ni la sangre/ que cabe en un colibrí”
Al conocer el episodio del que se puso a hablar a todos los venezolanos días antes de la elección presidencial, no sé si creer que fue una infantil ridiculez, o fue parte del guión cubano para llamar la atención del desangelado candidato oficialista.
La ocurrencia del pajarito consejero, me hizo recordar la estrofa del poema de Andrés Eloy Blanco, que sirve de introito a esta crónica. Palabras llenas de nobleza y grandeza de espíritu del bardo, que siendo desterrado de su patria por un régimen pedía a los hijos no guardar odio, rencor, y metafóricamente cuidaran que no hubiese suceso de sangre, aunque fuese la poca que tiene el ave más pequeña que se conoce, es decir, el colibrí.
Y es que en este verso va también implícita la bondad y la tolerancia del demócrata que no concibe a un pueblo seducido por el odio y el resentimiento, hechos notorios y demostrables utilizados por el régimen actual instaurado por el fallecido presidente, como arma y herramienta en la consecución de una diferencia de clases que ha permitido engordar el botín electoral que les es afecto.
Pues bien, el candidato heredero utiliza la figura del pajarito, representando el espíritu del difunto, que le aconseja, apoya, orienta en el rol que está ejerciendo. Hay que tener una mente de ave para aparecer con semejante comedia, quien aspira presidir el país. El ave o pajarito como todo animal actúa por instinto, y es la brújula que al parecer tiene como orientación y formación el aspirante del chavismo, sin Chávez, a Presidente.
Cuán difícil es asumir tal reto cuando no se está preparado para funciones de tanta envergadura, y se pretende continuar fortaleciendo el “ sistema socialista” que tan maltrechamente dejó como herencia su mentor; y lo más grave es que al no contar con un liderazgo con peso específico, carente de autoridad y ascendencia, se hará cuesta arriba encauzar toda la problemática y crisis por la que pasa el país.
Da la impresión que con la identidad y formación cubana que se le conoce, trataría de imponerla como método de opresión, temor y cerco económico y social, a los fines de continuar con lo iniciado por el desaparecido líder, de un sometimiento a las fuerzas opositoras. Pero este escenario hipotético se encontrará con un electorado opositor mayor que el del 7 de Octubre, porcentaje que no sabría determinar en este momento, pero si sé, porque se siente y se palpa en la calle, que el pueblo democrático está consciente y claro de la situación que se vive con el régimen que aspira proseguir el “mente de ave”, y está dispuesta y firme a resistir hasta encontrar de nuevo el camino perdido de nuestra democracia. A votar todos como ayer… es la orden del día.