Este fin de semana continuó la escalada de violencia en el estado Lara, como ocurre en toda Venezuela, pese a las tantas veces anunciadas por voceros oficiales nacionales operaciones desarmes que no han dejado resultado positivo alguno.
El primer fin de semana de abril había dejado hasta la tarde del domingo un saldo de ocho personas asesinadas, todas con armas de fuego y la mayoría de ellas en el municipio Iribarren, incrementando la ya larga lista de víctimas que poseen los funcionarios del Eje de Homicidios del Cicpc.
La primera de las víctimas de la violencia del fin de semana fue el trabajador del campo, caficultor, Pedro Antonio Colmenares Escalona, de 50 años, ultimado la madrugada del viernes cuando, en una moto, regresaba procedente de Sanare hacia su casa en el caserío Las Bucaritas, en la parroquia Yacambú.
Este crimen es atribuido a un delincuente apodado “El Morocho”, convertido en el azote de la zona rural del municipio Andrés Eloy Blanco.
También la mañana del viernes, en el barrio Atilio Ravicini, al norte de Barquisimeto, cuando iba a vender un gallo para comprar las medicinas que necesitaba un familiar, ultimaron al obrero Nelson José Rodríguez, de 18 años.
En El Tocuyo cayó Jonathan Antonio Yépez Vargas, de 20 años, cuando caminaba por la calle 11 con carrera 3, en lo que se presume una venganza.
La mañana del sábado encontraron en el sector Los Yabos, carretera vieja hacia Carora, a Mauricio Weffer y Jhenny Cegarra, asesinados a tiros.
Igualmente localizaron en el barrio Santa Bárbara, con un tiro en la cabeza, a un transformista hasta ayer tarde no identificado y en La Carucieña, sector dos, tocó el turno fatal al barbero Rosmaikol González Pérez, de 21 años.
En la noche, en la urbanización La Floresta, el taxista Gonzalo Antonio Bravo (41), chocó con una camioneta Ford Explorer color blanco y uno de sus ocupantes bajó y le asesinó de dos balazos.
El crimen está prácticamente esclarecido gracias a que un vecino anotó las placas del vehículo tripulado por el asesino y su compinche.