En pocos países se observan contrastes de magnitud abismal como en nuestra nación. Hemos escalado cimas que nos llevan a los más altos niveles de referencia universal en varias actividades tan disímiles, que a primera vista aparentan ser incoherentes, como pueden ser facetas de alta cultura artística al lado de espectáculos como los certámenes de belleza, en los que tanto hemos destacado, dada la particular mezcla genética del país, aunado al toque carismático propio –en lo general– del gentilicio criollo: Amable, solidario al máximo y fajador hasta el heroísmo cuando se le motiva debidamente.
Cuna de pro-hombres de alta resonancia en el marco histórico, comenzando con el Generalísimo Francisco de Miranda, protagonista en tres de las grandes revoluciones del mundo moderno: Francia, Estados Unidos y Sudamérica; el semidiós Bolívar y su valiosa cohorte: Sucre, Páez, Urdaneta, Mariño, Lara, Flores. Con igual valor histórico e indeleble en el marco cultural, la figura del hombre que impidió el fraccionamiento del Español en seis, ocho o más idiomas logrando que unas 16 naciones en algo más de 12 millones de km2 hablasen el mismo idioma, evitando la babel europea que te obliga a un “chamullo” distinto apenas saltas unos cuantos kilómetros; un tesoro que nos donara Don Andrés Bello, el Príncipe de las letras hispano-americanas, muy mal aprovechado, valga decirlo.
Científicos de talla universal los–doctores Arnoldo Gabaldón y Francisco Torrealba en su lucha contra las enfermedades tropicales, sembraron de alumnos las amplias latitudes donde campeaba a gusto cuanto bicho transmisor de fiebres mortíferas existen. Otros como el Dr. Fernandez Moran, o el Dr. Jacinto Convitt triunfal gladiador contra la enfermedad maldita. Apóstoles del trabajo y la investigación ante cuya monumental obra se hicieron más suecos que nunca en la fría Escandinavia, a falta de un pasaporte distinto al de un país tercer-colista.
Además, máxima cima artístico cultural, energética y deportiva. Tres ramas de actividades tan disímiles una de otra, como un ornitorrinco azul de una torta tres leches, y ambos, de un micrómetro suizo. Veamos algunos detalles. ¿Qué es un sistema?…El popular mataburros, también conocido como diccionario lo define, sin que haga falta repetirlo, pero tal como una cosa piensa el burro y otra el que lo está enjalmando, cuando en el entorno musical de cualquier país del mundo; repito: “cualquiera” de más de doscientos (200) que conforman la ONU y Suiza de ñapa, se pronuncia la palabra sistema, se produce casi un acto de magia y se habla y comenta con admiración y sorprendentes calificativos de algo radicalmente diferente. Al nombrar la palabreja con la adición de referencia a Venezuela, estás citando la forma de educación musical más revolucionaria e impactante jamás concebida, hoy copiada y seguida al pie de la letra en más de 25 naciones e influenciando en gran medida las metodologías de enseñanza musical de otras 30 naciones, sin dejar de suscitar una admiración c influencia creciente muy lejos de la gratuidad.
Estudiado este fenómeno sistémico por expertos socio- musicólogos, lo primero a observar es la profunda fertilidad del terreno donde nace, riqueza motivacional presente en todos los terrenos del arte, desde el maestro de la luz en Macuto, los pintores de nuestra montaña sagrada; grandes clásicos como Herrera Toro, y Michelena, más la universalidad de Palacios, Cruz Diez, y Soto, inmenso e inagotable. En otros planos, cultores de la danza destacando en todas sus vertientes: Ballet, moderna y folklore, más las notables guindas de la dramaturgia, el vasto panorama del ensayo adosado al multiforme universo novelístico, culminando el horizonte de las letras nacionales en el mundo infinito de la dimensión poética… Levante una piedra en cualquier lugar de la geografía y encontrará un círculo de poetas en todos los sub-géneros e igualmente poetisas de alto vuelo, y me aferro a la total abstención de nombres ante la imposibilidad de hacer justicia.
De tan voluminoso y rico melting-pot artístico y alta vibración sensible era imposible a la másica quedar de lado y el precedente lo testimonia a cada paso en cada una de sus manifestaciones. Cantores, cantantes y trovadores populares de los más amplios registros. Intérpretes estudiosos in extremis de las posibilidades de sus instrumentos al punto de redescubrirlos (la bandola), o exaltarlos a nuevas dimensiones expresivas (el cuatro). Agregue la pléyade de intérpretes clásicos de postín —vocalistas e instrumentos– y no se detenga hasta llegar a la cima: TERESA.
Por último, entre las expresiones del cultivo de las bellas artes en el país, surge como arista de proyección exterior, la ejecución obligatoria en concursos internacionales de guitarra de obras de Lauro y de Rodrigo Riera (Natalia y Preludio criollo); bello colofón para mostrar el ambiente donde nace ese fenómeno cultural llamado el “Sistema”.
Ahora una advertencia de rigor. Sabemos de sobra –aunque hay olvidadizos– que el resultado a la vista no es un milagro de Santa Cecilia o de San Benito, otro de los miembros del santoral al que acuden los músicos, en especial los percusionistas. Ese tal milagro es el lógico resultado de nueve factores de acción sabiamente seguidos: Trabajo, convicción y tenacidad elevados al cubo cada uno, amalgamados en la férrea voluntad del propósito y razón del esfuerzo emprendido; elaborar una nueva estructura de la educación musical, intención mostrada desde la primera sesión de estudio inaugural; catorce alumnos en un semi-oscuro local, dan el primer paso del gigantesco viaje de mil millas en que hoy se ha convertido su humilde inicio.
Cuáles otras actividades son dignas de figurar en este breve recuento de recursos y posibilidades pocas veces utilizadas con buen sentido práctico. Limitaremos el examen para no fastidiar lloviendo sobre mojado y por razones de espacio. La naturaleza ha sido generosa al dotarnos de recursos minerales de todo tipo y tenor: Metales nobles; menas radiactivas (Torio,Uranio), Tierras raras, metalurgia de ultralivianos (Litio y Berilio); Cromo, bauxita, hierro, coltán y de ñapa el reservorio de hidrocarburos (más, más, XXX, Plus y dele) del planeta; cuyas reservas comprobadas superan a los otros dos grandes existentes: Golfo Pérsico y vecina, la cuenca del Mar Caspio, con la ventaja adicional de una sola jurisdicción nacional cubriendo las reservas mayores; mientras en el Golfo pérsico habrá que lidiar con una ensalada de emires, más los reinos árabes y repúblicas musulmanas de la zona y en el reservorio capitaneado por Bakú las repúblicas “Tan, o Jan” hijas de la perestroika del camarada Gorbachov, a lo que se agregan los soterrados combates del alto comercio gourmet (léase esturiones y caviar) en su ardua lucha por un Caspio más verde y amigable con el comercio de su delicateses elite, cuyo impacto económico es difícil de imaginar en el mundo del queso rallado.
Al citar nuestros potenciales y realizaciones surgidas de ese caudal genético venezolano, no podemos olvidar la llamativa frivolidad de los concursos de belleza donde hace mucho tiempo impera la sangre nacional. Se ha dado el caso de misses de otras naciones (Polonia, Alemania y la actual Miss USA) con medio torrente sanguíneo de quinchoncho y harina pan.
En cuanto al deporte es constante el flujo noticioso dando cuenta de proezas y hazañas de los deportistas nacionales, en todo tipo de competencias. Destacan la esgrima, pesas, artes marciales, el béisbol a diario y ayer apenas, explotó un gol vinotinto que seguirá rompiendo los guarales del arco brasileño, por los siglos de los siglos, amén, que así sea.
Y cerramos con la atleta que compite para vencer sus propias marcas, pues se trata –por lo menos hasta hoy– de su única rival, la multiregistros máximos, de técnica insuperable y piernas infinitas, Yulimar Rojas. Zuaaácata…
Pedro J. Lozada