La cultura y el arte padecerán las funestas secuelas del atraso en que la dictadura gomecista hundió al país por el lapso de 27 años.
El fenómeno artístico de la modernidad, registrado en Europa a partir de la segunda mitad del siglo XIX, hará presencia con marcado retraso en el país a partir de la tercera década del mismo.
Sus promotores son gente joven motivada por inquietudes artísticas y también políticas, entre estos Arturo Uslar Pietri reunidos en el Grupo Viernes y la revista Válvula.
Era aquella una generación rebelde que artísticamente se refugia en la vanguardia y el surrealismo europeo en oposición al desgastado modernismo en lo literario, social y político.
Es arte de la posguerra una vez concluida la primera Guerra Mundial en 1918 cuyo perdedor es Alemania y que luego tendrá sus nefastas repercusiones en el estallido de la Segunda Guerra Mundial.
Con todo, al estado Lara llegaban subrepticiamente los latidos de ese movimiento. En la entidad se vigorizaban del mismo, jóvenes como Antonio Castellanos, Pío Tamayo y los hermanos Lozada, todos nacidos en El Tocuyo.
Antonio Castellanos destaca muy temprano como un fino bardo cultivador de esta forma de breve comunicación y estética. A los escritores vanguardistas los leía con vehemencia que lo hace un adelantado en arte literario.
Pero su praxis artística la acompaña del quehacer político al caro precio del sacrificio de su obra, seguridad y bienestar personal. Gran parte de sus producciones las perdió en ese agite de la persecución.
La dictadura de Juan Vicente Gómez lo expulsa a Valencia. Mientras que la perezjineminista lo acosa por considerarlo un elemento disidente y peligroso dados sus antecedentes de luchador comprometido con la libertad y democracia.
Con todo, Castellanos escribió copiosamente. Pero casi toda esas creaciones de corte vanguardistas las pierde durante esa agitada existencia de perseguido en permanente enconchamiento a que obliga la clandestinidad política para sobrevivir.
El tocuyano apenas dejó un libro para la posteridad titulado “El alba de unas palabras” publicado en 1986 por FUNDACULTURA. Se trata de un pequeño libro de 43 páginas que recoge veinte de sus poemas. Con él se cumple aquello de “si breve, dos veces bueno” pues esos textos son la mejor prueba de la calidad de su poesía.
Es poesía en prosa que evidencia, contrario al verso rimado y en metro, el dominio de la palabra por su autor en medio de las odiosas restricciones y controles impuestos por el régimen despótico entonces en el país que encarceló al también tocuyano Pio Tamayo por recitar un poema dedicado al indio.
Estos poemas nos revelan–presentan a un hombre profundamente apegado e identificado con el acaecer diario en lo que constituye la musa con la cual levanta los mismos con un lenguaje a veces fuerte cuando se refiere a la piedra.
El poema “Bolívar debió tener un hijo” es un bellísimo canto al hombre padre que debería enseñársele a las nuevas generaciones en las escuelas. Ese poema fue favorablemente acogido por la crítica literaria de los periódicos caraqueños de la época.
Nos llama la atención la referencia reiterada al arte de la música hasta la cita de nuestra máxima expresión folclórica del tamunangue.
También la exaltación de la mujer en el poema Medallón a la que valora por sus cualidades, entre estas la humildad, amor, nobleza y lealtad. La suya es una negra fea y trabajadora de “pies bailarines” dedicada a las labores diarias de la ama de casa..
Cuando en 1936 desaparece la dictadura gomecista, Castellanos sobresale como una figura de primer orden de la cultura y política en Lara. En 1947 fue diputado por el estado Lara a la Asamblea Nacional Constituyente.
Hacia 1964 aparece como el invitado especial del programa Panorama Cultural Venezuela dirigido por Casta J. Riera por Radio Barquisimeto. Castellanos habla de El Tocuyo con motivo de los 419 años de su fundación por Juan de Carvajal. Pero es indicativo de su pertinencia como hombre público entregado a la cultura y arte.
Por gentileza de nuestro amigo el poeta y periodista Ramón Rivas Sáez, su libro El alba de unas palabras, ha llegado a nuestras manos. Su resultado ha sido este lacónico contenido para que las nuevas generaciones de poetas lo conozcan y lean.
Freddy Torrealba Z.
Twitter: @freddytorreal11