La esperanza es un activo invaluable, por ello siempre mi permanente invitación a vivir esperando lo mejor y pensar que lo peor pasó y en las buenas bondades que nos brinda este gran país, muchos valores ausentes, triunfadores donde estén, pero no dudemos que su corazón lo dejaron aquí en su patria, en sus costumbres y su idiosincrasias que añoran volver a su nación y convencido que no existe otra como la nuestra y que se tiene unos valores únicos momentáneamente ausentes, pero con la firme aspiración de volver a pisar tierra venezolana y disfrutar de ese abrazo fraternal y saludo cariñoso y familiar que solo los venezolanos sabemos hacer.
Solo voy a presentar una minúscula muestra de nuestros hermanos ausentes que por circunstancias conocidas por todos, ahora como unirán valor agregado en diferentes partes del mundo enriquecido con su capacidad y talento a otros países, caso de más de veinte mil trabajadores petroleros que trabajaban con pasión y producían riquezas para la nación, orgullo de una PDVSA poderosa y unión en el mundo; pregúntele a estos que si saben de lo que es el petróleo a Pedro Quiroz, Toro Hardy, a Humberto Calderón por nombrarles algunos; pero como estamos hablando de esperanza y los grandes talentos, apostemos a que estas gente regresen con más experiencias y más amor por su país, aparte de que se desea unánimemente una pronta rectificación con inclusión, todos a trabajar por el bienestar de la nación, sin venganzas, sin odios ni rencores y por la paz y la prosperidad, eso es muy particular y se lo ruego yo a la Divina Pastora.
Hay que recordar con gran orgullo a nuestros embajadores a honores que en los países del primer mundo se destacan como personajes de primera línea, pregunto ¿Qué país del planeta no desea tener a un Gustavo Dudamel? que su presencia da brillo antes los mejores, al otro Barquisimetano el tenor Aquiles Machado Galíndez, que siento un gran placer porque es mi pariente muy cercano y a los dos los conozco desde su nacimiento, todavía tengo el sabor del grato recuerdo de la champaña que se bebió junto a su padre Naudy Machado y en compañía de su tío Gustavo; está la señorita Gladys Marli del Valle Vadel a quien admiro de corazón porque se parece al libro “El niño que venció a la montaña»; dicho por la misma admirada dama y lo digo con orgullo que setenta y dos horas después de estar vendiendo frutas y verduras en su negocio de familia ahora está dirigiendo con toda soltura y exuberancia La Sinfónica o Filarmónica de París, verdad que esto es grandioso y es muy de Venezuela y como no se va a admirar a nuestra nación si son mucho más los buenos que los malos, que a la hora de la verdad somos todos buenos.
No hay espacio para resaltar tanto valores ausentes que han demostrado y representado el gentilicio del venezolano; si hablamos de deportes no dudo que somos los primeros en el mundo, mencionado a Yulimar Rojas y otros en todas las categorías; si hablamos de la belleza las mujeres venezolanas fuera de concursos por donde se mire son lindas, creo que van más de veinte Miss Mundo y si hablamos de talento estamos de primera en cualquier sitio, no me atrevo a nombrar por falta de espacio pero sí estoy seguro que nuestra nación ocupa uno de los primeros lugares del mundo, entonces debemos cada día trabajar más por el país, primero que el trabajo es el mejor aliado para la salud y segundo es un deber buscar el bien para tantos coterráneos ofrecerles un país de oportunidades, pido a Dios escuche mis aspiraciones y no sea pura ilusión.
Ahora más que nunca el campo es la solución, unidos todos por la paz, La convivencia, el respeto y la prosperidad de nuestro país.
José Gerardo Mendoza Duran
IG @volcancito2 / @Jgmendozad