La populosa comunidad de Las Cuibas, asentada en las faldas del Terepaima, en la parroquia Agua Viva, comienza a lucir desértica y maloliente.
En cada quinta, casa, rancho o parcela, sólo se aprecian numerosos tanques azules, pipas y tobos para almacenar el ausente líquido por tubería.
Desde tempranas horas se puede observar a sus vecinos trasportar el agua en baldes de una casa a otra, o del tanque hasta la casa, atravesando patios y largos trayectos.
Aquellas imágenes captadas en tiempos pasados, donde la gente regaba las plantas frutales o simplemente bañaban a los regocijantes niños con la manguera, desapareció. La crisis se acentuó en Las Cuibas, donde sus habitantes se autodenominan camellos.
La Bendición de Dios tiene sed
Jenny Aguirre, vecina de la Bendición de Dios, en el sector I de Las Cuibas, recalcó que las 12 familias de esa localidad no poseen tomas de agua, considerando el caso extremadamente peligroso por las epidemias y enfermedades generadas por la insalubridad en los improvisados baños.
-Tengo seis hijos pequeños y las necesidades las hacemos en un séptico a medio construir, indicó.
Dijo que el aseo personal lo efectuan en casa de su progenitora, cerca de lugar, de donde recoge agua en baldes y los traslada hasta su vivienda para poder cocinar.
El tanque dura sólo cuatro días
Pero en Las Cuibas habitan más de tres mil personas, y casi la totalidad padece de sed.
-El agua la soltaban uno o dos horas en las mañanas, pero desde hace casi dos meses, sólo sale aire por las mangueras, anotó Mirian Ollarves, con un hijo de meses, residenciada en la calle norte, que a su juicio es la más afectada.
-Siempre hemos padecido la carencia de agua, pero desde hace dos meses, nos estamos muriendo de sed, con el agravante que los niños son los más afectados, puntualizó.
Por otra parte, Yoselyn Quintero y Luzdari Melo, enfatizaron que poseen un tanque de 1.500 litros, que sólo alcanza para tres o cuatros días, al tiempo que deben esperar 15 días hasta que la Alcaldía de Palavecino, envíe los camiones cisterna.
