Nadie, en su sano juicio, quiere permanecer inmóvil en una cama o silla de ruedas, o tener movimientos involuntarios, dificultad para hablar, ni mucho menos depender las 24 horas del día de los demás.
Cuidar la salud, con miras a prevenir enfermedades causadas por malos hábitos, debe ser la norma en cada individuo, en conjunto con los chequeos médicos al sentir cualquier cambio importante en la función de su organismo.
Por ejemplo, ¿usted ha escuchado su corazón? Siente que se acelera cuando hace alguna actividad física, al estar cerca de la persona que le gusta o cuando se lleva un gran susto. Bajo estas condiciones, tal alteración cardíaca es normal, pero no así si la experimenta el resto del tiempo y con mucha frecuencia.
El palpitar del corazón debe tener un mismo ritmo para considerarse normal.
Cuando ocurren cambios de ritmo de forma repetida se puede estar ante la presencia de una fibrilación auricular (FA), la arritmia más frecuente en la población y que se define como un ritmo cardíaco sostenido anormal, cuya consecuencia más grave es que multiplica por cinco veces el riesgo de un accidente cerebrovascular.
Gabriel D´Empaire, presidente de la Sociedad Venezolana del Corazón, explicó que la intención de los grupos científicos es informar a la población sobre la prevención cardiovascular, debido a las altas cifras de morbi-mortalidad en Venezuela y el mundo relacionadas con trastornos cardíacos.
“Queremos llegar a las comunidades, que sepan identificar cuando están frente a una arritmia anormal del corazón y acudan al servicio médico más cercano para comenzar el tratamiento, de manera que se puedan prevenir consecuencias fatales o altamente discapacitantes”, explicó D´Empaire.
Alrededor del 30% de las muertes en el mundo es causado por las enfermedades cardiovasculares y se estima que causarán más de 23 millones de decesos en el 2030.
El 20% de los eventos cerebrovasculares es causado por la FA, un trastorno cardíaco que se produce cuando las cavidades superiores del corazón (aurículas) se contraen y fibrilan, es decir, deja de latir de manera normal, sin seguir un patrón adecuado.
De forma clínica, se describe que el latido es “irregularmente irregular” porque varía su intensidad, bien sea más lento o más rápido.
Estos datos fueron aportados durante el taller para periodistas denominado: “La fibrilación auricular, un ritmo mortal. Prevención del ACV”, bajo el auspicio de la Fundación Venezolana del Corazón, la Sociedad Venezolana de Cardiología y Laboratorios Bayer de Venezuela, realizado en la ciudad de Caracas.
Prevenir el ACV
El cardiólogo Igor Moor disertó sobre la fibrilación auricular (FA) y sus complicaciones.
Informó que, por mandato de la Organización Mundial de la Salud (OMS), durante 25 años aspiran reducir en un 25% las complicaciones de enfermedades no transmisibles, como el caso de las cardiovasculares.
“Todas estas enfermedades y otras no transmisibles como la diabetes, obesidad, hipertensión, dislipidemia, tienen un factor común: un estilo de vida no saludable. Por eso, la OMS insiste en que se hagan esfuerzos mancomunados y no aislados, donde en un futuro hablemos todos el mismo idioma”, explicó Moor.
Uno de los puntos que recordó es que el nombre real del conocido accidente cerebrovascular o ACV -como se le conoce- es ictus. La fibrilación auricular es una de las principales causas de esta patología, la cual se estima que aumente en 2,5% su incidencia en los próximos 30 años.
Sentir el palpitar
Tomarse el pulso es la manera más fácil y rápida para conocer si el corazón tiene un ritmo normal.
Igor Moor recordó que éste es el músculo más importante del organismo, el cual debe latir entre 60 y 100 veces por minuto. Para ello se puede buscar en la arteria carótida o en radial (cuello o muñeca).
“Quien tiene FA siente como un ritmo no sincronizado o errático; un trastorno del ritmo cardíaco”, señaló Moor.
Explicó que al contar con unas 160 palpitaciones por minuto, se pueden empezar a formar coágulos o trombos, cuyo peligro es que salgan del corazón y circulen por la aurícula izquierda hasta llegar al cerebro. En ese momento ocurre el ictus.
Síntomas
El cardiólogo Igor Moor dijo que la mayoría de los pacientes con FA no experimentan ningún síntoma. Por eso quienes se encuentran dentro de los grupos de riesgo deben acudir al médico para que verifique cómo están los latidos de su corazón.
La alteración del ritmo cardíaco puede aparecer súbitamente, durar segundos, minutos, horas o días y desaparecer espontáneamente (FA paroxística); o, por el contrario, ser permanente (FA persistente o permanente).
Sus síntomas más comunes son palpitaciones o taquicardia, ansiedad, concienciación de la respiración, presión arterial baja, dolor en el pecho, sudoración, fatiga, mareos o pérdida súbita de la conciencia.
“Cuando se diagnostica la FA debe colocarse tratamiento médico, entre medicamentos de largo plazo y en casos más graves electroshocks (descargas eléctricas)”, detalló Moor.
Para ello existen exámenes como el electrocardiograma, grabación por 24 horas del ritmo del corazón con electrocardiografía dinámica (conocida como Holter por su inventor); y el monitoreo ambulatorio de la presión arterial.
“Cuando el problema viene de la tiroide puede utilizarse yodo radiactivo o hacer una extirpación quirúrgica”, acotó Moor.
Primer afectado: el cerebro
Durante el taller para periodistas, el neurólogo Juan Carlos Guedes, del Hospital Universitario de Caracas, habló sobre una patología devastadora, tanto para el paciente y la familia: el ictus (accidente cerebrovascular) y sus factores de riesgo.
En el mundo se encuentra entre el segundo y tercer lugar en las causas de muerte y es la primera causa de discapacidad por enfermedad (no asociada a traumatismos por cualquier tipo de accidentes).
El evento cerebrovascular (EVC) o ictus puede ser isquémico o hemorrágico.
Entre los factores de riesgo no modificables o inalterables se encuentra la edad, el sexo, la raza, accidentes isquémicos transitorios previos y genética.
Entre los factores modificables se encuentran la hipertensión arterial, diabetes, enfermedades cardiovasculares, enfermedad valvular cardíaca, enfermedad de las paredes cardíacas, alteraciones del ritmo cardíaco como la fibrilación auricular.
También se pueden nombrar la dislipidemia, enfermedades hematológicas, obesidad, sedentarismo, tabaco, alcohol, drogas, anticonceptivos orales, enfermedades inmunológicas, lupus, VIH-Sida, sífilis, entre otras.
Terapia de anticoagulación
Los pacientes con fibrilación auricular tienen un riesgo cinco veces mayor de sufrir un accidente cerebrovascular en comparación con la población en general. Su incidencia aumenta con la edad y afecta a 4 de cada 100 personas de más de 65 años. Según el Informe “¿Cómo podemos evitar una crisis de los accidentes cerebrovasculares en América Latina?”, se estima que alrededor de 230.000 personasen Venezuela, viven con esta patología.
Nohel Castro Blanchard, cardiólogo e intensivista, habló sobre la terapia de anticoagulación para la prevención de ictus por fibrilación auricular, cuyo riesgo más obvio es que el paciente pueda sangrar.
“Durante más de 50 años, el anticoagulante oral disponible para uso clínico era un antagonista de la vitamina K (AVK) que requería revisión constante del efecto anticoagulante y ajuste de dosis, además de presentar interacciones inconvenientes para los pacientes”, indicó Castro Blanchard.
Por ello, explicó que rivaroxabán sobrepasa estas limitaciones, porque permite lograr una eficacia terapéutica igual o superior a las terapias estándar, con una reducida interacción con otras drogas y casi ninguna interacción con alimentos.
“La fibrilación auricular afecta la vida de millones de pacientes y de sus familias, por lo que esta terapia de anticoagulación marca un hito en la prevención de trombos y en la mejora de la calidad de vida de la población mundial”, afirmó Manuel Cabrera, director médico de Bayer Venezuela.
Campañas preventivas
Durante la sesión de preguntas y respuestas, los conferencistas recalcaron la importancia de unir esfuerzos en llevar la información a la población a través de campañas efectivas creadas y ejecutadas por el Ejecutivo Nacional a través del Ministerio de la Salud y las sociedades científicas, aunadas a notas en los medios de comunicación social y captación de personas en las comunidades con factores de riesgo.
“Hay que tomar conciencia de la salud, lograr cambios de conducta. Por ejemplo, en otros países regulan a través de legislaciones el sodio (sal) que se le agrega a los alimentos elaborados, con la meta de disminuir en un 30% su consumo y así reducir el incremento de pacientes con hipertensión arterial”, explicó Gabriel D´Empaire, presidente de la Sociedad Venezolana del Corazón.
Keren Torres Bravo
Foto: Cortesía Bayer