Muchas veces los padres notan características particulares en sus hijos que no consideran comunes con el resto de los niños. Sin embargo, por temor. se niegan a pensar que puedan tener una condición física diferente y menos aceptan que deban dirigirse a terapeutas para que les ayuden a saber cómo abordar la situación.
Katherina Echeverría es psicóloga con especialización en análisis conductual aplicada ABA (por sus siglas en inglés), el cual tiene unos 30 años bajo estudios científicos y es el único avalado por la Sociedad de Pediatría de Estados Unidos para el abordaje del paciente con autismo.
Dificultad para hacer amigos y tener un lenguaje fluido o simplemente tardanza para hablar, problemas para fijar la mirada, irritabilidad, comportamiento obsesivo ante hechos cotidianos como tener luces apagadas, puertas abiertas o cerradas y girar, son características generales del niño autista.
“Muchas veces me dicen que los autistas no son cariñosos, pero no es cierto. Con su familia y persona conocidas sí lo son. Pero les cuesta aceptar a extraños”, dijo Echeverría.
Recalcó que el diagnóstico y abordaje precoz es necesario para que se le instalen hábitos de aprendizaje y conductuales al niño porque mientras más tarde será más complicado.
“En Venezuela el diagnóstico es tardío porque se hace entre los 4 y 7 años de edad, cuando los resultados de la terapia conductual demoran en ser eficaces”, dijo.
Por ello, tanto padres como docentes y pediatras deben detenerse cuando el niño presente alguna de estas conductas.
La psicóloga explicó que en Estados Unidos el diagnóstico se hace de forma temprano y el Estado garantiza al menos 40 horas semanales de terapia al niño y su familia.
Este martes 2 de abril se recordó el Día Mundial del Autismo, una fecha oportuna para recalcar la necesidad de trabajar en forma conjunta para lograr cambios en el diagnóstico, atención y abordaje de quienes tienen esta condición.
Padres entrenados
Aunque en Venezuela no hay muchos terapeutas especializados en autismo, ni tampoco existe ayuda del Gobierno en este aspecto, una manera de que los padres fomenten mejoras en sus hijos a través de su entrenamiento.
“Los padres deben estar durante la terapia, de esta manera aprenden lo qué deben y no hacer en casa, piscina, centros comerciales. Así el trabajo se hace en equipo y los resultados serán más efectivos. El terapista solo es una guía”, explicó Echeverría.
Indicó que la técnica ABA es un estilo de vida, donde se refuerzan las conductas, capturan la motivación natural del niño y enseñan de forma didáctica el lenguaje, una comunicación funcional, la primera debilidad del niño con autismo.
“Se busca disminuir la frustación del niño, la cual termina en problemas de conducta. Debemos generalizar objetivos y trabajar entre terapeutas, familia y docentes”, agregó.
Se trata de cumplir las normas y las enseñanzas en todo ámbito, no sólo dentro de la terapia, sino también en la casa, una fiesta o en la piscina.
Echeverría dijo que trabaja con “sombras” o tutores, quienes son personas que acompañan al niño, bien sea al colegio y otros lugares de interacción social.
“Lo que buscamos es la independencia del niño. Muchos padres quieren que aprendan los colores, cuando primero es necesario que sepan vestirse, limpiarse cuando van a al baño, lavarse las manos, cepillarse”, detalló la especialista en el abordaje de pacientes con autismo.