Un candidato que rescate el respeto que merece la institución presidencial y que tenga conciencia de que el Presidente de la República no es más que el primer servidor de los ciudadanos venezolanos.
Tengo decidido votar a favor del cambio. No pienso abstenerme.
Quisiera votar por un candidato que no se crea un ¿Salvador de la Patria?. Prefiero un candidato sencillo.
Un candidato que tenga principios firmes. Que defienda la familia como célula fundamental de la sociedad y que defienda la vida. Que no esté buscando el aplauso de la galería y que no trate de lograr reconocimiento de progresista.
Un candidato comprometido con la unión de los venezolanos. Con la reconciliación de la familia venezolana. Ya basta de pleitos inútiles.
Que ofrezca un gobierno de inclusión y no de revancha. Quisiera un gobierno que haga prevalecer la justicia y el estado de derecho.
Un candidato con ideas claras acerca de lo que hay que hacer para servir a Venezuela: recomponer la arquitectura institucional del país, reactivar la economía, una democracia sin pobreza, garantizar servicios públicos eficientes: agua, luz eléctrica, salud, educación, seguridad y erradicar la corrupción.
Un candidato honesto, con capacidad para desempeñar la función de Comandante en Jefe de la Fuerza Armada Nacional.
Que pueda conducir la política internacional del país y reinsertar a Venezuela en la Comunidad de las naciones. Que pueda dirigir la Hacienda Pública y crear un clima de confianza para que vengan las inversiones que requerimos para nuestro desarrollo.
Un candidato que cuente con un amplio respaldo nacional. Que reciba un mandato claro para el desempeño de su elevada responsabilidad y cuente con el apoyo no solo de los partidos políticos, sino también, de los factores de la producción: empresarios y trabajadores, de los gremios profesionales, de las universidades, de las iglesias.
Que ofrezca garantías de hacer un gobierno de amplitud, de inclusión y de unidad nacional.
Que pueda gobernar con un equipo pequeño. No más de diez ministros. Que no tenga ínfulas de liderazgo tercermundista y que se comprometa a juramentarse en el Palacio Legislativo en una ceremonia llena de sobriedad republicana.
Un candidato que rescate el respeto que merece la institución presidencial y que tenga conciencia de que el Presidente de la República no es más que el primer servidor de los ciudadanos venezolanos.
Parece ambicioso, pero es lo que yo deseo para mi país, para todos los venezolanos de hoy y para las generaciones de venezolanos que vendrán detrás de nosotros.
Seguiremos conversando.
Eduardo Fernández
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