Es costumbre seguida por todas las culturas, rendir a manera de doloroso testimonio colectivo, pompas fúnebres a mandatarios y otras destacadas personalidades de jerarquía social, como un propósito de tributar una sentida despedida a sus despojos mortales, en su tránsito al áspero refugio del sepulcro. Estas pompas fúnebres revisten formas diferentes en demostrativas variedades y para mayor distinción, son objeto de comentarios y crónicas alusivas, lo que permite conocerlas, en la semblanza de sus signos históricos y detalles más relevantes.
En la antigüedad, la civilización helénica, hacia uso de las mujeres plañideras que vertían copiosas lágrimas, para acompañar a los ataúdes en su marcha al sepulcro. Se consideraba homenaje excepcional de sus pompas fúnebres. Utilizar expresivos ademanes ante los despojos mortales depositados en una urna que se desplazaba, colmada adorno y coronas, de ánforas sagradas, en disfrute del descanso eterno y con profusa manifestación de las últimas lágrimas, en la expresiva ceremonia de despedida final de los despojos humanos.
Son las imágenes y escenas plásticas, que podemos apreciar visualmente, presentadas en la magnífica exposición “Las Plañideras”•, de Antonio Briceño, que ocupan adecuado espacio, en esos coros de mujeres, siempre en actitud de llanto, que desde tiempo antiguo, cerraban el cortejo mortuorio del ataúd que se conducía al sepulcro, en las místicas ceremonias, que se proponía en ese atuendo de mujeres plañideras, obtener una descarga dramática de fuerza expresiva, para exhalar un profundo sentimiento de dolor ante la muerte.
El crítico de arte Rafael López Pedraza, identifica con exactitud puntual los estados y sentimientos del duelo y condolencia, cuando sintetiza con plena objetividad estos alusivos conceptos: “Son quizás, las emociones más profundas que se dan en el alma humana y las que más enriquecen nuestra memoria emocional. Eso es lo que considero duelo, una emoción muy cercana a todo nuestro ser donde vibra con más intensidad el alma como campo emocional”.
Estas exhibiciones de “Las Plañideras”, como manifestación de una cultura funeraria, mediante la plástica, también ha existido en Venezuela, donde las exequias tributadas a los mandatarios y políticos, se han aplicado en otras ocasiones, siguiendo igual o parecido parangón. Las intenciones abarcan igualdad de sentimientos y es el objetivo que las identifica, fijar una solidaridad por muerte, acompañada de dolor y pesadumbre colectivos.
La crónica nos pone al tanto, que al ocurrir la muerte del General Joaquín Crespo, Ex presidente de la Republica, en la acción de La Mata Carmelera, el improvisado coche fúnebre, que transportaba el cadáver del alto Jefe Militar, venía acompañado de plañideras, que al entrar a Barquisimeto, atronaron la apacible urbe segoviana, con sus desgarrados e incontenibles gritos de dolor.
En el Siglo XX no hubo honras fúnebres tan gigantescas como la tributadas al dictador Stalin, Premier de la Rusia zarista, muerto el 5 de marzo de 1.953, el mismo día que el dictador Hugo Chávez, pero en el año de 2.013. Durante la celebración de las ceremonias mortuorias perecieron algo más de 1.500 asistentes, pero todavía menor a los diez millones de indefensos Kulaks, que Stalin pasó por las armas para imponer el comunismo en la Unión Soviética.
Argentina dio lugar a otro escenario fúnebre, como es el de Eva Duarte de Perón, cantante de tangos, cuya muerte dio lugar a un mito, donde imágenes y reproducciones de sus retratos, la comparaban con la efigie de María virgen y madre.
Gómez, férreo dictador criollo, su muerte fue seguida por millares de vasallos. De lo suntuoso del escenario, muy bien lo revela, el lujoso panteón en el cementerio de Maracay, donde gente le lleva todavía, luminarias y flores de la antigua Ciudad Jardín.
El dictador de España, Francisco Franco, “martillo del comunismo”, su muerte significó el más apoteósico tributo de exequias, que lo acompañaron a la última morada en kilómetros de filas de personas que le expresaban sentimiento de pesar.
La prensa permitió conocer los homenajes fúnebres tributados al genocida dictador de Chile General Pinochet, responsable de la muerte del Presidente Salvador Allende, no obstante estos aberrantes antecedentes, el pueblo plenó los actos del sepelio como duelo nacional.
El 5 de marzo muere Hugo Chávez Frías, dictador de Venezuela. Si su gobierno fue de origen constitucional, su ejercicio lo hizo como la expresión de una dictadura militar de 14 años de duración. Nuestro pueblo no razona. Su sentimentalismo se atiza en las fuentes del miedo, el interés o por contagio emocional.
#Opinión: Homenajes fúnebres a los dictadores Autor: Francisco Cañizales Verde
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