Silvio Berlusconi, el empresario que revolucionó la televisión italiana y la política de su país, falleció hoy a los 86 años en el Hospital San Raffaele de Milán, a causa de una leucemia crónica y otras complicaciones cardíacas. Berlusconi fue tres veces primer ministro de Italia y dueño del imperio mediático Mediaset, así como del club de fútbol AC Milan. Su vida estuvo marcada por el éxito, el escándalo y la polémica.
Entró en el campo de la política en 1994, con su partido “Forza Italia«, y una alianza de centroderecha que ganó las elecciones y lo convirtió en primer ministro. Su primer mandato fue breve, pero volvió a ganar las elecciones en 2001 y 2008, con la mayoría parlamentaria más amplia de la historia de Italia.
Prometió reformas económicas, bajos impuestos y más libertad para los ciudadanos. Sin embargo, su gestión estuvo plagada de problemas: crisis financieras, conflictos con la Unión Europea, tensiones con sus socios de coalición y enfrentamientos con el poder judicial.
Berlusconi fue acusado e imputado en numerosos procesos por delitos como fraude fiscal, corrupción, soborno, falsedad contable, abuso de poder, prostitución de menores y escuchas ilegales.
Solo fue condenado en firme por fraude fiscal en 2013, lo que le supuso una pena de cuatro años de cárcel (reducida a un año de servicios sociales) y la inhabilitación política hasta 2019.
La muerte de Berlusconi cierra una época de la historia italiana que él contribuyó a definir con su ambición, su audacia y su controversia. Su figura deja una huella imborrable en la cultura, la economía y la política de su país.