Un grupo de activistas climáticos arrojó hoy un líquido negro en el agua de la Fontana de Trevi, uno de los monumentos más emblemáticos de Roma, para protestar contra las inversiones en combustibles fósiles y alertar sobre el colapso ecológico que amenaza al planeta.
Los manifestantes, pertenecientes al colectivo Ultima Generazione (Última Generación), entraron en la fuente barroca con una pancarta que decía «Nuestro país está muriendo» y lanzaron al agua un líquido a base de carbón, que la tiñó de negro.
La acción provocó la indignación de los turistas que visitaban el lugar, que les insultaron y abuchearon, y la intervención de la policía, que los sacó del agua y los detuvo.
El alcalde de Roma, Roberto Gualtieri, condenó el ataque al patrimonio artístico de la ciudad y dijo que la recuperación de la fuente será «cara y compleja». También invitó a los activistas a debatir sus reivindicaciones sin poner en riesgo los monumentos.
Los activistas climáticos explicaron que su objetivo era «bloquear los subsidios públicos a los combustibles fósiles y poner la atención en el colapso climático al que nos dirigimos». También señalaron como una de las consecuencias de la crisis ecológica las recientes inundaciones en Emilia-Romaña, que han causado 14 muertos y 36.600 desplazados.
No es la primera vez que este grupo realiza acciones similares en Roma. El pasado 1 de abril, vertieron tinte negro en la fuente de la Barcaccia de la Plaza de España y el pasado noviembre hicieron lo mismo en la fuente de los Cuatro Ríos de la Plaza Navona. También han atacado otros monumentos como el Palacio Vecchio de Florencia o el Dedo del artista Maurizio Cattelan frente a la Bolsa de Milán.