Teología de la dominación
0. La muerte de Hugo Chávez acelera uno de los principales peligros del futuro: el surgimiento de una religión oficial parasitaria, con dogmas, revelaciones y liturgias paralelas. Ante la eventual debilidad de un proyecto político, la única estrategia de triunfo es la idolatría, elevando al líder a la divinidad y exponiendo su obra como misión escatológica en un tiempo de eternidad aparente.
1. La praxis política se ejerce desde la integridad espiritual del individuo, manejada y manipulada por historias comunes de opresión, y fortalecida por deudas ideológicas no consumadas en el pasado.
2. La persecución del poder se reconoce inmersa en una actualidad sociológica, pero busca evolucionar hacia una realidad teologal y eclesial futura como vía de perpetuación. El hecho político se desapega de lo humano para convertirse en misticismo inaprehensible y absoluto.
3. La desmemoria, la incomprensión, la resignación y la desesperación son las causas efectivas de la creación del dios simulado. La pérdida progresiva del poder ciudadano va alimentando una fe material inmadura donde surge la noción de milagro como aceptación y reconocimiento de la imposible intervención humana en la resolución de los problemas colectivos.
4. El liderazgo divino se instituye como voluntad suprema de una facción elegida, respaldada por una fe artificial y construida sobre una figura arquetipal revestida de mitos, sincretismo entre lo mosaico, lo crístico y lo devocional originario, dotada de una dimensión mesiánica y afirmada en la antropología del oprimido.
5. El líder es una figura que absorbe los elementos más arraigados en la memoria espiritual del pueblo. Busca cobijarse en una suerte de ecumenismo compatible con la emocionalidad de las masas y convertirse en una deidad asimilada por la tradición, alabada por el fideísmo incauto y encumbrada por la religiosidad popular.
6. Con su desaparición, la figura de Chávez se eleva al panteón de las creencias y se convierte en fórmula de fe, justificación de todas las acciones y trasfondo místico de la nueva ejecución de gobierno. Se erige, por una parte, como arquetipo político-espiritual del pueblo llano y, por otra, como objeto sacramental manipulado por falsos apóstoles aspirantes al poder.
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