La pandemia afectó el desarrollo cognitivo y los ingresos a lo largo de la vida de los niños y los jóvenes; esto pone en peligro el bienestar de generaciones y el crecimiento de las economías.
La pandemia de covid-19 provocó un colapso masivo del capital humano en momentos clave del ciclo de la vida, lo que altera negativamente el curso del desarrollo de millones de niños y jóvenes de países de ingreso bajo y mediano, según el primer análisis de datos mundiales sobre personas que tenían menos de 25 años al inicio de la pandemia.
El informe del Banco Mundial Colapso y recuperación: cómo covid‑19 erosionó el capital humano y qué hacer al respecto, analiza datos mundiales sobre los impactos de la pandemia en los jóvenes en etapas clave del desarrollo: la primera infancia (de 0 a 5 años), la edad escolar (de 6 a 14 años) y la juventud (de 15 a 24 años).
Docentes venezolanos ya habían detectado que durante la pandemia un número significativo de estudiantes no desarrolló las competencias necesarias para avanzar al siguiente nivel dentro del sistema escolar y otro grupo simplemente olvidó lo aprendido.
Luego de dos períodos académicos en virtualidad y un irregular regreso presencial a la vida escolar en el período que terminó en julio de 2022, docentes y especialistas se encontraron en Venezuela con un número preocupante de estudiantes —tanto en instituciones públicas como privadas— que no alcanzaron a completar las competencias mínimas necesarias para pasar de grado, año o nivel, y en otros casos simplemente olvidaron lo aprendido.
Docentes de escuelas públicas y privadas detectaron entre las deficiencias más recurrentes y profundizadas en la pandemia la lectura silábica en niños de 4to, 5to y 6to grado de primaria, a pesar de que la comprensión lectora es crucial para el resto del aprendizaje.
La escritura fue muy desestructurada (mayúsculas entre minúsculas), con abultamiento (escribir pegado), omisiones de letras, pocas nociones de reglas ortográficas y no saber identificar las partes de una oración, que son conocimientos básicos requeridos desde los primeros grados.
Retroceso de décadas
El capital humano —los conocimientos, las habilidades y la salud que acumulan las personas a lo largo de su vida— es clave para desplegar el potencial de los niños y ayudar a los países a lograr una recuperación resiliente y un crecimiento futuro sólido. Sin embargo, la pandemia provocó el cierre de las escuelas y los lugares de empleo e interrumpió otros servicios específicos que protegen y promueven el capital humano, como la atención de la salud materno-infantil y la capacitación laboral., dice el resumen ejecutivo del informe del Banco Mundial.
«Los cierres de escuelas, los confinamientos relacionados y las disrupciones en servicios durante el curso de la pandemia han sido una amenaza que podría destruir décadas de avance en la generación de capital humano. Las políticas específicas para revertir las pérdidas de aprendizaje, salud y habilidades básicas son fundamentales para no poner en peligro el desarrollo de varias generaciones”, dijo David Malpass, presidente del Grupo Banco Mundial.
«Los países deben trazar un nuevo rumbo para aumentar las inversiones en capital humano a fin de ayudar a los ciudadanos a ser más resilientes ante las amenazas superpuestas de las crisis sanitarias, los conflictos, el crecimiento lento y el cambio climático, y a sentar bases sólidas para un crecimiento más rápido e inclusivo».
Debido a la pandemia, los niños en edad preescolar de varios países han perdido más del 34% del aprendizaje en lengua y alfabetización tempranas y más del 29% del aprendizaje en matemáticas, en comparación con las cohortes anteriores a la pandemia.
En muchos países, incluso después de la reapertura de las escuelas, la matriculación preescolar aún no se había recuperado para fines de 2021; en varios casos, se mantenía en más de 10 puntos porcentuales por debajo de lo normal. Los niños también sufrieron una mayor inseguridad alimentaria durante la pandemia.
En el caso de los niños en edad escolar, en promedio, por cada 30 días de cierre de escuelas, los estudiantes perdieron alrededor de 32 días de aprendizaje. Esto se debe a que los cierres y las medidas ineficaces de aprendizaje a distancia hicieron que los estudiantes no aprendieran e incluso olvidaran los conocimientos que ya habían adquirido. En los países de ingreso bajo y mediano, casi 1000 millones de niños perdieron al menos un año completo de educación presencial debido al cierre de las escuelas, y más de 700 millones perdieron un año y medio. En consecuencia, la pobreza de aprendizajes —que ya era del 57 % antes de la pandemia— ha aumentado aún más en estos países, y se estima que el 70 % de los niños de 10 años no puede comprender un texto básico.
La COVID-19 golpeó duramente al empleo de los jóvenes. A fines de 2021, 40 millones de personas que habrían tenido un empleo en condiciones normales (sin pandemia) no lo tenían, lo que agravó las tendencias de desempleo juvenil. Los ingresos de los jóvenes se contrajeron un 15 % en 2020 y un 12 % en 2021. Los nuevos participantes con menor nivel de educación tendrán ingresos un 13 % menores durante sus primeros 10 años en el mercado laboral. Los datos de Brasil, Etiopía, México, Pakistán, Sudáfrica y Vietnam indicaron que el 25 % del total de los jóvenes no recibió educación, empleo ni capacitación en 2021.
La oportunidad para abordar los retrocesos en la acumulación de capital humano es pequeña, ya que las brechas registradas en las primeras etapas del ciclo de vida tienden a ampliarse con el tiempo. Si no se adoptan medidas urgentes, la pandemia también amenaza con profundizar la pobreza y la desigualdad. En este informe se destacan opciones de políticas basadas en evidencias para recuperarse de las pérdidas actuales y evitar pérdidas futuras. También se proporciona un enfoque para ayudar a los países a establecer prioridades entre las diferentes opciones de políticas de recuperación posterior a la crisis.
A corto plazo, en el caso de los niños pequeños, los países deben apoyar campañas específicas de vacunación y suplementos nutricionales; aumentar el acceso a la educación preescolar, y ampliar la cobertura de las transferencias monetarias para familias vulnerables. En cuanto a los niños en edad escolar, los Gobiernos deben mantener las escuelas abiertas y aumentar el tiempo de instrucción; evaluar el aprendizaje y ajustar la instrucción a los niveles de los estudiantes, y simplificar el plan de estudios para centrarse en los conocimientos fundamentales. Para los jóvenes, son cruciales el apoyo dirigido a la capacitación adaptada, la intermediación laboral, los programas de emprendedores y las nuevas iniciativas orientadas a la fuerza de trabajo.
A largo plazo, los países deben crear sistemas de salud, educación y protección social ágiles, resilientes y adaptativos que estén mejor preparados para las crisis actuales y futuras y puedan responder a ellas.
«Las personas que hoy tienen menos de 25 años, es decir, las más afectadas por la erosión del capital humano, conformarán más del 90% de la fuerza laboral en plena edad productiva en 2050», dijo Norbert Schady, economista en jefe de Desarrollo Humano del Banco Mundial y uno de los autores principales del informe.