En vida el escritor y periodista colombiano Gabriel García Márquez acarició siempre el deseo de incursionar en el arte de la música como compositor. Pero aquel fue un intento fallido.
En cambio, sí ocurrió con la literatura a partir de una noche de 1947, cuando se leyó de un solo tirón la novela del genial checo Franz Kafka La metamorfosis. Desde entonces no cesaría de escribir el resto de su existencia.
Era consciente de que la letra de una composición es breve, equivalente a la poesía corta ahora en boga y que inventó el norteamericano Ezra Pound.
La música le atraía poderosamente con preferencia por el género del vallenato sintiendo por sus juglares una desbordante admiración. Esa fascinación se manifiesta sobre todo en su novela El otoño del patriarca, cuyo escenario es el pacifico colombiano donde la salsa manda a diferencia del resto de Colombia.
También decía que Cien años de soledad era un vallenato de 450 páginas. Es más, cuando en 1982 acudió a Estocolmo a recibir el premio Nobel se hizo acompañar por un conjunto de vallenato colombiano. Era inmensa su admiración por los juglares de su país.
El laureado escritor colombiano una vez se planteó emprender un trabajo conjunto con el mexicano Armando Manzanero consistente en escribir boleros pero nunca fructificó. Se trata de un exigente reto en que requiere capacidad de síntesis para el autor o quien lo hace. Nada de oraciones compuestas con cláusulas.
En un video realizado por el escritor mexicano Carlos Fuentes en la década de 1990, expresa esa inquietud por la música. Entonces se preguntaba: ¿Saber cómo cantan los cantantes?
Era tal ese embeleso por la música que llegó a expresar que le hubiese gustado componer el tema salsa Pedro Navaja del panameño Rubén Blades. Esta versión latinoamericana de la ópera del dramaturgo alemán Bertolt Brecht.
Tal vez a esa interrogante de GGM quien le dio respuesta fue Daniel Santos en su tema “El que canta” inspirado en esa gloria de la música cubana Sindo Garai. Éste, casi centenario, componía, cantaba e interpretaba la lira. En su letra Santos se explaya en aspectos generalmente desconocidos de un artista cuando dice:
Porque el canta dice mucho y sufre poco.
Porque el que canta olvida su dolor.
Al cumplirse este 17 de abril nueve años de su partida física, rememoramos esta faceta sin realizar del genio colombiano de la literatura Gabriel García Márquez.
Freddy Torrealba Z.
Twitter:@freddytorreal11