Aquellas ponzoñosas arengas cargadas de frases explosivas tuvieron -más allá del prefabricado “Por Ahora”- su representación más insólita o extravagante, en la interrogante que soltó Hugo Chávez, aquel 5 de julio de 1999, mientras hablaba desde la tribuna instalada en el Paseo de Los Próceres. ¿Ud. no robaría?, preguntó a la concurrencia aquel Jefe de Estado delirante que fue capaz de incitar a la comisión de delitos, so pretexto de calmar el hambre de cualquiera de los hijos de las familias pobres de Venezuela.
Pudiéramos apelar a la jerga vernácula para decir que, “de esos polvos vienen estos lodazales”. Más bien vale decir esta cloaca en la que flotan los más inconcebibles escándalos de corrupción, auspiciados por esa camarilla liderada primero, por el mismísimo Chávez y ahora por su designado Nicolas Maduro. Lo que estamos presenciando es el más gigantesco saqueo jamás visto en la historia de la humanidad y sus protagonistas son los mismos que se rasgaban las vestiduras pontificando sobre la honradez, mientras prometían la redención de los descamisados que ahora han hundido en la más atroz miseria.
Cada vez que de manera infame se expone al escarnio público a una mujer acusada del “gran robo de dos latas de sardinas” o leer la impactante noticia que da cuenta de un joven que fue ajusticiado, apaleado y quemado por tres vecinos de la urbanización Tiuna, señalándolo de haber hurtado una batería del automóvil de una vecina, rebrotan en la memoria colectiva del venezolano aquellas ponzoñosas peroratas del promotor y diseñador del fracasado modelo del Socialismo del Siglo XXII.
La responsabilidad de todo gobernante es garantizar una amplia y estable cobertura educacional para los niños y los jóvenes del país que lidera. Estimularlos a estudiar, a prepararse y a asumir responsabilidades trascendentes en esta vida. Razonarles, en alta voz, que en los valores y en la ética está la ruta que nos encamina hacia el progreso y que, solo trabajando con esfuerzo, entusiasmo y decentemente, será posible sacar adelante nuestros sueños y contribuir significativamente a hacer posible la grandeza de nuestra nación.
Los venezolanos demostraremos que somos de linaje decoroso, tanto afuera, los que integramos la diáspora que se esparce por todo el mundo y también los que adentro resisten en medio de las más desafiantes adversidades.
Mitzy Capriles de Ledezma