En estos momentos, los venezolanos cuando tienen que realizar sus compras de alimentos de la quincena o del mes, deben hacer un tour por diversos supermercados para poder adquirir todo lo que requieren, donde se tropiezan con largas colas, racionamiento en las ventas y altos precios.
Así lo dio a conocer el director del Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación de Maestros de Venezuela (Cendas), economista Oscar Meza, quien estima que las colas son interpretadas por las personas como indicio de que alimentos que escasean se localizan en determinados comercios.
Recordó que el Cendas tiene más de una década haciendo la medición del costo de la canasta básica, indicó que en este momento se registra escasez de sardinas enlatadas a precio regulado, carne y pollo, la margarita, azúcar, aceite de maíz y harina de trigo, este último producto ha generado fallas en la venta de algunas panaderías que no cuenta con suficiente materia prima.
Asegura que el aumento de los precios en los alimentos y alquileres corresponde a que la oferta no cubre la demanda, impulsada por un exceso de liquidez en manos del público que tiene que adquirir los productos en el mercado informal, pagándolo con precios que están muy por encima de los establecidos en la regulación.
Meza ratificó que la canasta básica familiar en el pasado mes de febrero, se ubicó en el orden de Bs. 9.670,52, incluyendo alimentos, servicios, artículos de higiene y limpieza del hogar, alquiler en una zona popular, educación pública y transporte, entre otras cosas. Meza indicó que estimando dos salarios mínimos por una familia de 5 integrantes, existe un déficit superior a 50% para cumplir con los compromisos mensuales.
El director del Cendas cuestiona los señalamientos de voceros del alto gobierno, quienes relacionan la escasez de alimentos con compras nerviosas, cuando la realidad es que los venezolanos protegen a su hogar cuando van a los supermercados, empleando diversas técnicas para asegurarse los productos cuando se presentan restricciones en la venta como 2 kilogramos de azúcar por persona o 4 kilogramos de harina de maíz por ciudadano.
-Si hubiese una producción suficiente y permanente, para atender la demanda, los consumidores pudieran tener la suficiente confianza de adquirir solamente lo que necesitan, pero la mayoría de los productos aparecen en los anaqueles de manera irregular, señala el especialista.