A las cinco y treinta de la tarde de ayer, feligreses, el clero presidido por el arzobispo de Barquisimeto, Antonio José López Castillo, y la imagen de Santa Rosa de Lima, le dieron la bienvenida a la Divina Pastora, imagen que retornó a su Santuario en la población de Santa Rosa, desde la Iglesia Nuestra Señora de la Consolación, en Santa Elena, última parroquia que visitó en la ciudad.
Fueron 70 días de visita a 52 parroquias y una vicaría luego de que el 14 de enero, un mar de fieles en procesión le dieran la bienvenida a la Divina Pastora de la almas, como también se le conoce en la capital larense. Como cada año, las calles de los diversos sectores se llenaron de globos blancos y azules, cánticos, plegarias y alegría al recibir la sagrada imagen de la Pastora, que por dos días máximo reposaba en cada iglesia.
La Patrona de los larenses retornó desde la Iglesia Nuestra Señora de la Consolación, en la urbanización Santa Elena, al este de la ciudad, en donde los devotos desarrollaron diversas actividades religiosas para despedirla de Barquisimeto y, a su vez, en Santa Rosa, sus habitantes y el clero con celebraciones eucarísticas, oraciones, cánticos y serenatas, le dan la bienvenida a la Madre de Dios, un día antes de iniciar la Semana Santa. El arzobispo de la Arquidiócesis de Barquisimeto, Antonio López Castillo, ofició la misa de recibimiento a las 6:00 p.m. a las afueras del templo.
El coro parroquial de Santa Rosa animó con cantos y alabanzas a la multitud de fieles que se congregaron en la plaza del pueblo. El arzobispo resaltó en la homilía el papel maternal de la Virgen en las Bodas de Canaá: “Hagan todo lo que Él (Jesús) les diga.” Recordó la importancia de la oración, la escucha de la Palabra de Dios, de los sacramentos, especialmente la confesión y la eucaristía. Así mismo exhortó a todos los católicos a pensar más en Dios. Reconociendo que de Él venimos y hacia Él vamos.
La experiencia de Dios se convierte en encuentro de sanación espiritual y física. Cada uno debe hacer el esfuerzo de encontrar al Dios de la Vida, en lo personal y comunitario, dijo el arzobispo. En el marco de los 150 años de la creación de la arquidiócesis, felicitó a los párrocos, religiosos y religiosas por la inmensa labor que realizan. Especialmente agradeció a los laicos comprometidos que desde sus ambientes de trabajo evangelizan y llevan la Buena Nueva de Dios a todos los hombres.
Para finalizar el prelado dijo que la Virgen es la mujer que destruye los pecados que vienen del odio, la mentira, del rencor, y de la falta de solidaridad por el prójimo. “No desfallezcan en su fe, no tengan miedo, expresen la certeza que tiene un Dios vivo que los ama”, concluyó López Castillo. La sagrada imagen regresó a su nicho en la nave central del Santuario de Santa Rosa, luego que fue homenajeada con un hermoso concierto musical a las 8:30 de la noche.
Una Virgen milagrosa María Auxiliadora Tapias, devota de la Divina Pastora, dijo: «Vengo todos los años, a llevar en procesión a la Virgen hasta Santa Rosa, le doy gracias a Dios y a ella por mis hijos, mi esposo y toda mi familia. Este año le pido paz para el país, especialmente”, dijo Tapias. Jorge Guillén tiene siete años como celador (custodio) de la Virgen y confiesa que hace 10 años sanó a su pequeño hijo de una fractura en tu tobillo derecho. “Mi hijo de apenas 3 años resbaló y se partió el hueso del tobillo, los médicos dijeron que ameritaba tres intervenciones quirúrgicas. La primera operación se le hizo como indicaron los doctores. Vine a Santa Rosa, y le pedí a la Divina Pastora que sanara a mi hijo. A los días las radiografías revelaron que el tobillo había soldado perfectamente. Ahora mi hijo tiene 14 años y está en perfectas condiciones de salud. Practica fútbol. Estoy muy agradecido a la Virgen”.
Lisett Riera recuerda que a su hija le apareció un acceso muy grande en el cuello. Pensamos que era algo muy grave. “Vine a Santa Rosa y pedí la intervención de la Madre Santísima y fue curada de forma milagrosa. Hoy en día mi hija no tiene nada, desapareció un quiste de su cuello. Todos los años vengo de Las Mercedes de Cabudare a darle las gracias”.
Libia Cordero Riera, a su pequeño hijo de apenas un año, le diagnosticaron una fibromatosis quística pulmonar. “Le ofrecí a la Virgen venir siete años a caminar desde Santa Rosa hasta la Catedral. Cuando le hicieron los exámenes, los resultados fueron asombrosos. Los médicos no creían que estaba curado de esa enfermedad. Ya cumplí la promesa y desde hace 3 años vengo con mi hijo que está completamente sano para que crezca en la fe a la Madre de Dios”.
Esteban Quintero lleva 50 años viniendo a recibir a la Divina Pastora a su santuario el sábado anterior a Domingo de Ramos. “Junto a mi esposa despedimos a la Virgen cuando sale a recorrer las parroquias de Barquisimeto. Le pido que nos dé a todos mucha fe, unión familiar y paz”. La esposa de Quintero pidió en la Virgen que acabe el odio y los venezolanos se reconozcan como hermanos. Mirian Torres de Chirinos, muy emocionada, contó su experiencia religiosa junto a la que ella considera su madre espiritual. Refirió que a una hermana suya le determinaron una grave enfermedad. Fue al templo de Santa Rosa y le pidió la salud para su hermana y sin pasar mucho tiempo fue escuchada.
Los esposos Gil Rojas tienen más de 30 años recibiendo a la Virgen de retorno a su santuario. “Este año traemos una especial petición a la Virgen, le rogamos por la unión familiar, la paz y bienestar de todos los larenses”. Lilian Calcaño de Ochoa, con un especial brillo en sus ojos, narró cómo la Divina Pastora le hizo el milagro de ser madre. Esta joven caraqueña llegó a Barquisimeto con sus padres a la edad de 12 años. “Desde que nos residenciamos aquí venimos todos en familia a recibir la Navidad y el Año Nuevo junto a la Virgen, dijo Calcaño muy orgullosa. “Me casé en esta misma iglesia muy contenta de poder ser madre en un futuro muy cercano. Pero la historia cambió cuando en el 2003 me diagnosticaron una endometriosis, un tumor obstruía una de mis trompas y no podía concebir en mi vientre. Sentí mucha tristeza y depresión. Le dije a la Divina Pastora que si a los seis meses me hacía el milagro de ser madre le traería una plaquita en agradecimiento público por el favor concedido”. Con los ojos húmedos de la emoción confesó que fue escuchada y hoy día tiene dos hijos totalmente sanos. Los médicos que la trataban confiesan que la ciencia médica que ellos manejan no puede explicarse cómo recobró la salud y además quedar embarazada. La joven madre que traía a su hija en brazos sólo puede referir que la mano de la Virgen está presente en su vida y por eso le agradecerá por siempre este gran favor.
