Uniformarse, es sin duda una forma de identificación religiosa, educativa, asistencia médica, jurídica, amorosa o luctuosa y el carnaval la más antigua exigencia de mostrarse como se es, o se quisiera ser. Militaristas, empleados y obreros, mesoneros que por mil razones se uniforman. De ello, no ha habido nada más hermoso y distintivo, que la boina de los universitarios de Caracas el año 1928. Pero de la voluntariedad a uniformidad y a la humillación hay grandes diferencias. En estas categorías, entran los militantes políticos, los procesados o condenados privados de libertad, en estos casos, por razones de seguridad y aún con ello debe haber respeto.
Esto último es nuevo en Venezuela y creo, que se está estrenando con una docena de ciudadanos acusados por el Ministerio Público, de presuntos hechos de corrupción en la empresa petrolera PDVSA y mostrados por canales de televisión con sesgo de diversión. En ningún caso, celebramos el evidente interés por divulgar escenas que se corresponden con la justicia, muy puntualmente por sus familias, menos «freír las cabezas de los corruptos» como lo planteó Chávez en una cuña por televisión en 1998. Nuestro comentario se debe, a que hace dos mil años, los fariseos se ensañaron contra Jesús de Nazarez y fue expuesto a un suplicio ¡claro! este llevaba túnica morada, no había robado denarios al Cesar, mientras que los otros, lucen ahora una anaranjada vestimenta, idéntica a la del diplomático colombo – venezolano, ante un tribunal norteamericano, mientras desde la misma PDVSA han salido recursos para lavarle la cara, con el descarado agravante de que, el responsable de las corruptelas o atraco al patrimonio público, de la caja chica del militarismo chavista y algunos civiles opositores, justo en esta Semana Santa, ayuna según el Radaman en Damasco, protegido de impunidad.
Tal cual para cual, Rafael Ramírez y Tare Al Aissami, responsables de la quiebra de PDVSA, porque es «roja rojita» están a la espera de Dios o Ala, Jesucristo o Mahoma, para una sentencia ejemplarizante, mientras negocian con Pilato, una absolución a lo Barrabas, que no aceptará el pueblo de Venezuela, con el nombre de «negociaciones» donde medran los mismos fariseos de aquel tiempo, para una elección presidencial transparente, que sin justicia, no tiene sentido la libertad.
Detrás, de la mega corrupción en PDVSA, reconocida como una de las mejores del mundo, demostrando — que si podía el Estado venezolano actuar como empresario — se convirtió en la legendaria cueva de «Alí Baba» y sus cuarenta ladrones, que una auditoria decretaria su quiebra, pero convencidos estamos, que en su asalto no estuvieron solos, afectos al régimen. De PDVSA, salieron recursos para una fundación que daría vida al partido «Primero Justicia» y en muchos países americanos hubo cualquier tipo de construcciones de alli, sostenemos que el haber destapado la olla, no fue con criterios éticos porque al buen decir, no son todos los que están, ni están todos los que son. La estrategia, es un mensaje a cierto opositores beneficiados por terceros, obligados a ir a unas elecciones que permitan el triunfo de Nicolás Maduro ¡como quisiéramos equivocarnos!
Jorge Ramos Guerra
