El verbo “mantener” según los mata burros (vulgo diccionario) significa, de acuerdo a una de las principales definiciones: “Conservar una cosa en su ser o estado”, y da origen entre otros derivados a “mantenimiento”: conservar en buen estado el material y las instalaciones de edificios, industrias, equipos de trabajo, etc. Y precisamente ese conservar en buen estado, es de las tareas más difíciles de realizar en países subdesarrollados y virtualmente imposible en el nuestro.
Como es de rigor hay excepciones y en la que fue la sucursal del cielo hubo un servicio de transporte subterráneo que si le cuento; puro desempeño suizo. Pero la norma es el descuido, la desidia campante, obras de hermoso diseño y realización que nos provocan expresiones de admiración y de las que hablamos con orgullo, se convierten en pocos años, a veces en menos tiempo, en muladares de suciedad, deteriorados por todos lados, jardines abandonados, ventanales rotos, baños que dan nauseas, ascensores fuera de servicio por semanas para funcionar tres o cuatro días y dañarse por enésima vez. En fin la cabuya de la que cada quien posee varios rollos, razón suficiente para abstenerme de citar ejemplos.
—Entonces amigo gavetero, para que caa’rrizo aborda el tema?
—Eso es otra cosa, aguante una ñinguita, ya viene lo mejor del cuento… La actividad deportiva es de las distracciones que goza de mayor favoritismo en cualquier parte del mundo. Algunos deportes gustan más, pero todos atesoran su cuota de fanáticos. El baseball, una derivación del Criquet inglés inventado por sus primos gringos, se lleva la batuta en Norteamérica, los países del Caribe y el extremo oriental de Asia, adonde llegó de las manos de un hijo del sol naciente.
Acaba de concluir en Miami/Florida el VI Clásico mundial de baseball, bajo los auspicios de MLB (Major League Baseball) competencia en la que el equipo nipón hizo caída y mesa limpia encabezado por Yosipicho Ibateo (alias Shohei Ohtani) un alienígena al que disfrazaron de japonés, tan perfecto, que se les coló a los Hombres de Negro, en alerta en torno al caso por el dato de un soplón adiestrado en Quántico.
El certamen contó con la participación de 20 delegaciones; incluidos tres naciones de la unión europea —Italia, Países Bajos, República Checa— y los aislacionistas ingleses. El equipo venezolano cumplió una actuación decorosa, al punto de abrigar la ilusión de titularse. La competencia en cuestión estuvo precedida por una celebrada Serie del Caribe, a la que aportó brillo la participación de ocho equipos jugando en Caracas y La Guayra en dos parques nuevos. El de La Guayra sumando el atractivo de su cercanía al mar. En cuanto al monumental estadio capitalino construido especialmente para la ocasión, recibió elogios de toda clase. Sus instalaciones fueron comparadas con las mejores de los equipos de Major League Baseball y algunos aseguraron que eran superiores en comodidad, equipamiento accesorio, espacios y ambientación.
El problema ahora es el de costumbre:
Aquí tienes tu estadio, tu plaza, tu gimnasio, tu liceo; y se acabó lo que se daba.
Mantenimiento requiere, en primer término una cuidadosa planificación de procedimientos, acorde con lo que será objeto de “conservar en buen estado”: Local; Planta general; maquinaria; herramientas; equipos complementarios, servicios, etc, y los especiales tiempos de vida/trabajo: Diario, inter-diario, semanal, quincenal. Resumiendo el acápite. Los planes de mantenimiento deben cronologizar lapsos de labor y aplicación ad-hoc de lo estipulado o necesario. Luego está la distribución de un presupuesto que contemple gastos fijos, administrativos, reposiciones, imprevistos y horas-hombre.
Hemos fijado el músculo financiero necesario para cubrir lo planificado?
–Yo te aviso.
Señores ejecutivos, gerentes, secretarios de agencias de gobierno; para el caso que nos ocupa hay una solución sencilla. Las edificaciones deportivas se utilizan más allá de la temporada del deporte practicado en el lugar para presentar otros eventos y espectáculos. Tales actividades como las propias a que se destina la edificación permiten garantizar los recursos necesarios para un mantenimiento óptimo.
Se trata de una fórmula aplicada desde la noche de los tiempos por pescadores de todos los mares. El pescador considera con toda lógica que la embarcación es su socio principal, por tanto le asigna un porcentaje de las ganancias obtenidas en campaña, que en todo caso depende de las circunstancias del trabajo realizado, según la pesca a que se dedique. Por lo general oscila entre el 30 y el 40 %. Dinero respetado escrupulosamente y solo dedicado a gastos de la embarcación.
Aplíquese este principio a todo evento a presentarse en estadios, gimnasios y locales, que en calidad de socios tienen derecho a un ganancial. Un acucrdo previo establecerá el porcentaje de lo recaudado en boletería más el alquiler cobrado a los productores del evento o espectáculo presentado.
El dinero obtenido se destinará a cubrir gastos de mantenimiento y será administrado con probidad, bajo la vigilancia, supervisión y auditorías suficientes para detectar y evitar el riesgo de atraer los pimentones siempre dispuestos al guiso y al ¿Cuánto hay pa’eso…?
—Ah, compadre, la pedrada va a depender del tamaño del sapo…
Pedro J. Lozada