Insólita, bárbara y demencial es la amenaza proferida por Dimitri Medvedev, expresidente de Rusia y actual vicepresidente del Consejo de Seguridad de ese país, de destruir la sede de la Corte Penal Internacional, en La Haya, por ordenar la detención de Vladimir Putin al secuestrar a miles de niños ucranianos como botín de guerra e incurrir en crímenes de lesa humanidad.
Así lo considera el politólogo y profesor universitario Santiago Andrés Rodríguez, quien al ser entrevistado por El Impulso dijo que esa amenaza es la más clara demostración de un gobierno forajido, cuyas acciones lo han aislado en la comunidad internacional y es objeto de sanciones severas de otros países.
Es posible que las palabras de Medvedev dentro de la teoría del juego tengan como finalidad forzar una negociación con la Corte, cuyo fiscal general, Karim Khan, también ordenó la detención de María Alekseyevna Lvova Belova, comisionada de los Derechos del Niño en la oficina del presidente de la Federación Rusa.
Pero, el lenguaje del funcionario es sumamente agresivo y criminal, ya que está amenazando con destruir la integridad física de los componentes de la Corte, cuyo funcionamiento obedece a un acuerdo de numerosos países para juzgar los peores crímenes cometidos por gobiernos arbitrarios.
En vez de buscar resolver un conflicto muy grave, el régimen ruso está generando una situación muy difícil, ya que esa amenaza aislará mucho más a Putin y hará que las sanciones sean endurecidas, vaticinó Santiago Andrés Rodríguez. Tarde o temprano sus aliados también lo abandonarán.
Hasta ahora, Putin ha perdido la guerra tras la invasión, ya que pensó que era fácil anexar a la Federación Rusa a Ucrania, tal como había ocurrido con Crimea.
La decisión tomada por la Corte está dirigida a juzgar a un mandatario en plenas funciones, lo que indica la gravedad de los crímenes de guerra que ha cometido.
Es importante señalar la importancia que tiene este hecho porque se está demostrando que la Corte ha estado atenta a lo que ha venido ocurriendo con violaciones a los Derechos Humanos y en este caso, precisamente, a situaciones de guerra, acotó nuestro entrevistado. Puede ser que tarde en ejecutarse la medida, pero, desde luego, ya existe la orden de arresto contra un mandatario de una potencia nuclear.