Desde noviembre de 2022 se han registrado ataques con gases tóxicos en varios colegios femeninos de Irán. Desde entonces, más de mil estudiantes han presentado dolores de cabeza, mareos, fatiga y problemas respiratorios, en algunos casos también han perdido la movilidad de las piernas.
En las últimas semanas estos ataques se han incrementado, las jóvenes han sido hospitalizadas de emergencia y aunque no se han reportado víctimas fatales, 13 jóvenes permanecen bajo observación médica.
El primer fin de semana de marzo, los ataques alcanzaron 52 escuelas, de 21 de las 30 provincias de Irán.
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Algunas de las jóvenes afectadas se encontraban en sus residencias de estudiantes cuando presentaron los síntomas. Además, ciertos profesores también fueron contaminados.
Los síntomas son similares y describieron el ataque como haber percibido aromas a pintura, perfume, naranjas podridas, o sensaciones como ardor en los ojos, en el estómago y dificultad para respirar.
Creciente amenaza a la educación femenina
Los padres de las menores esperan información de las autoridades sobre el origen de los ataques, temen que más niñas sean envenenadas por asistir a la escuela, por lo que ven esta situación como amenaza a la educación femenina y una forma de obligar el cierre de las escuelas femeninas en el país.
Estos hechos se suman a las recientes prohibiciones que el régimen iraní ha impuesto a las estudiantes universitarias luego de las protestas por las acciones de la policía de la moral en el uso del velo, por las que hay cerca de 20 mil detenidos y 530 personas perdieron la vida.
El primer ministro iraní restó valor a los ataques y afirmó que se trata de “contaminación psicológica”, como un intento de provocar nuevas manifestaciones que desestabilicen a la sociedad iraní. Incluso los médicos, confirman la versión oficial y minimizan los síntomas de las jóvenes.