#OPINIÓN La salud pública en Venezuela ha retrocedido cien años #26Feb

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Para el doctor Álvaro Ignacio Torrado, un médico de gran prestigio y exitosa trayectoria en el Estado Lara, la salud pública en Venezuela en las dos últimas décadas ha  retrocedido a nivel de hace cien años, debido a que ha sido manejada por una cáfila de neófitos en medicina y con una prepotencia política que desconoce la realidad de los escenarios nacionales.

Producto de su vocación de servicio público, como profesional de la medicina y ciudadano comprometido con los valores esenciales de la sociedad democrática, el doctor Álvaro Torrado ha sido un luchador  comprometido de manera permanente con los procesos pacíficos orientados al rescate de la Democracia y de reinstalar en Venezuela la plena vigencia de nuestra Constitución ,por ello se incorpora al Movimiento DECODE, donde de manera activa expresa su opinión y expone sus análisis sobre la forma en que debemos encarar las dificultades y buscar un esquema unitario que incluya en igualdad de condiciones a los partidos políticos y la sociedad civil organizada.

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Al solicitarle al doctor Álvaro Torrado un diagnóstico sobre la situación de la Salud Pública en Venezuela no acude a estadísticas, indicadores ni parámetros metodológicos para darnos su criterio, como buen médico de la escuela humanista se pone a hacer clínica con el paciente, le toma la temperatura, le toma el pulso, hace tacto en zonas claves y conversa para conocer del estilo de vida, de antecedentes familiares y de cuando surgieron las molestias o dolores que le trajeron a consulta:

En Venezuela hicimos medicina en el seno de las comunidades para combatir epidemias y controlar enfermedades de amplio contagio. Recuerdo que a mediados de la década de los sesenta trabaje en Caracas en el departamento de Epidemiología bajo la coordinación del doctor Edgar Baldó, constantemente viajamos al interior de la República para atender en los diferentes núcleos de salud existentes para esa época. Adiestramos a personal de enfermería para que detectarán el paludismo a través de la gota gruesa y por cada caso presentado se le daban incentivos monetarios para estimular su trabajo. Cuando íbamos a buscar al doctor baldo a las cuatro o cinco de la mañana él ya estaba en la  puerta esperándonos, Había mística, amor por el trabajo, sensibilidad humana hacia los enfermos.

Recuerdo también cuando trabajé en la Fría como jefe de la unidad asistencial que allí existía. Constantemente llegaban mordidos de serpientes y durante todo el tiempo que allí permanecí solamente murieron dos, picados por coral, para lo cual nunca ha habido antídoto en Venezuela, de resto siempre había los tres tipos de suero indicados para salvar a quienes eran víctimas de estas mordeduras. En una oportunidad llegué a contar ciento once kits contra mordeduras ofídicas, ahora veo con tristeza como a cada rato mueren venezolanos por no tener en ninguna parte sueros antiofídicos.

En Venezuela el desarrollo de la medicina se hizo con visión humanitaria, los médicos nos debíamos al juramento hipocrático y asumimos nuestra profesión como un instrumento de servir a nuestros semejantes. Claro que tuvimos la oportunidad de ampliar nuestros horizontes económicos con el ejercicio de la medicina privada, pero jamás claudicaremos en nuestra moral de atender nuestras responsabilidades con sentido ético. Por ejemplo, cuando trabaje en el servicio de radiología del Hospital Antonio María Pineda allí nos pusimos de acuerdo, con base a una propuesta de los doctores Teoscar Sanoja y Raúl Agüero, de unificar los precios de servicios radiológicos según un esquema remunerativo pero justo, en mi caso lo he cumplido desde ese momento hasta ahora, porque tengo un contralor implacable que no me permite cobrar más de lo  debido, mi almohada.

Actualmente sufro al ver como cada día aumenta el número de pacientes sin posibilidad de atender sus tratamientos. No tienen cómo cubrir los costos en clínicas privadas y el sistema de atención pública está en ruinas, a esas personas les espera un final trágico inexorable, cuando  pudieran superar su  padecimiento de haber una medicina  pública que funcionará, como  la había en la Venezuela democrática del siglo 20.

Tal y como está la situación actual de la medicina pública en Venezuela no hay soluciones mágicas. Aquí las infraestructuras están por el suelo, la incorporación de personas con títulos médicos sin la formación académica necesaria es de efectos nefastos, El llamado sistema Barrio Adentro destruyó el sistema de registro de información sobre enfermedades porque no reportan donde deben.

Reconstruir el sistema hospitalario y la red ambulatoria es un proceso de años. Nivelar los conocimientos profesionales a los estándares internacionales es algo que llevará también  años. Si por algo podemos iniciar el proceso de rescate de la Salud Pública en Venezuela es mediante el ejercicio de la caridad cristiana, volcándose todos de manera solidaria a recuperar instalaciones y prestar servicios médicos con el auxilio de instancias internacionales, donde nosotros como médicos formados dentro de las exigencias científicas mundiales, podemos  aportar nuestro granito de arena.

Jorge Euclides Ramírez

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