Elevada contaminación y enfermedades comienza a observarse debido al colapso del colector principal de Las Tunas, una populosa comunidad de la parroquia Agua Viva del municipio Palavecino, aguas que corren libremente desparramándose en un descampado del Valle del río Turbio, perjudicando no sólo a los pobladores del lugar, sino la galería filtrante.
En ese sentido, Oswaldo Oropeza, vocero del consejo comunal de Las Tunas, denunció que el dramático escenario inició el pasado mes de octubre de 2012, cuando por medio de una boca de visita del drenaje de cloacas, comenzó a salir aguas putrefactas provenientes de unas 700 familias de Las Tunas I y II.
En ese entonces, comentó, el lugar estaba despoblado por ser parte del Área Bajo Régimen de Administración Especial y por estar en plena calle de tierra que conduce a la Estación de Corpoelec.
Hoy, la crítica situación es más grave de lo que parece, por cuanto más de 400 familias ocuparon un predio conocido como sector La Milagrosa, quienes aparte de parcelar, tuvieron que construir un dique para desviar las aguas hasta una explanada que colinda con la Hacienda Agua Viva.
Sin oídos ni respuestas
Las respectivas denuncias por el derrame de aguas negras comenzaron ha formularse de inmediato en la Oficina Municipal de Hidrolara, hasta completar unas seis, concretamente el 23 de enero de este año con el reporte Nº 249516, sin respuestas efectivas.
Oropeza hizo un llamado a la hidrológica y al Ministerio del Ambiente, con el propósito que se emprenda el saneamiento del área afectada.
Malos olores y enfermedades
Oropeza confirmó varios enfermos de dengue en la zona, debido al derrame de aguas cloacales, pero aparte hay casos de dermatitis, conjuntivitis, diarreas, amibiasis, salmonelosis, asma, paludismo y cólera, “escenario que hemos estado discutiendo para tomar la calle de no existir una pronta solución”.
Dijo que era necesario, debido a los múltiples casos de colapso de cloacas en todo el municipio, crear una Comisión para la Protección contra Riesgos Sanitarios y Ambientales, presidida por diputados y concejales.
Desde 1998, las comunidades organizadas del municipio, han planteando la necesidad de reemplazar las diferentes aducciones, tanto de Cabudare como de Los Rastrojos, con nuevos colectores de aguas servidas, porque cada vez es más frecuentes los colapsos y posterior derrames de aguas negras que van a parar a las calles o quebradas, contaminando ríos, valles y hasta la misma población.