Lorenzo Arispe vivió 92 años y su historia es digna de reseñarse, en primer lugar por su legado como persona buena, trabajadora y optimista y también porque su salud se mantuvo por el soporte de acontecimientos milagrosos. Comparto con los lectores el resumen de una conversación que sobre él se sostuvo en un grupo de caroreños que le rinden culto a las trascendencias telúricas de su ciudad.
Roy Meléndez luego de leer el artículo sobre el milagro realizado a Aurimar en el CDI de Las Mercedes expone que él sabe con certeza de otro milagro de La Divina Pastora al señor Lorenzo Arispe, conocido cariñosamente por todos como Lencho, quien vivía en una casa cercana al lugar donde funcionó Pollos Arturo en el este de Barquisimeto.
Nada más nombrarlo se abrió el almacén de las nostalgias y varios comenzaron a relatar sobre una traqueotomía de urgencia que le hicieron en una reunión de amigos. Varias versiones cruzan la conversación y entra Luis José Oropeza a precisar:”El famoso relato de mi tío político, Lencho, casado con Josefina Álvarez Gutiérrez hermana de mi mama ocurrió en Carora en 1945. Estaba Lencho tomándose unas copas con su gran amigo y médico insigne Tita Perera Meléndez en la casa vieja de San Agustín que había sido casa de campo de Ramón Pompilio Oropeza y más tarde adquirida por su yerno Juan Agustín Arispe. Allí estaban en cordial encuentro cuando a Lencho se le produce una asfixia súbita por haberle cerrado la glotis sin causa hasta entonces conocida. Más tarde se sabe de un cáncer en la tráquea. En aquel inesperado evento Tita Perera le pide a mi tía Pipin que le pase aunque sea una tijera para hacerle en esa angustiosa circunstancia una traqueotomía en el suelo mismo, donde se moría asfixiado. Con su destreza de gran cirujano a los pocos instantes de aquella urgencia Lencho empezó a respirar por el orificio abierto en la emergencia. Se salvó su vida en la confusión de aquella inmensa adversidad. Desde entonces, cuando tenía 33 años, prolongó su longevidad más allá de todos los médicos que le asistieron. Su entretenimiento más rutinario después de haber cerrado la tienda la Joya de Occidente, la tienda familiar de Barquisimeto será la filatelia. Lencho fue mi gran y fraternal aliado familiar”.
En auxilio de los recuerdos de Luis José Oropeza Álvarez acudieron Luz Yepez de Riera, Carlos Gonzalo González y el sacerdote Alberto Álvarez Gutiérrez para informar que también en la reunión social estaban los médicos Pablo Álvarez Yepez y Luis Castillo Arráez, validando todo el modus operandi pero indicando que el episodio milagroso había ocurrido en sitio distinto pero cercano. Lo importante es que a Lorenzo lo salva el haber estado compartiendo con unos médicos y uno de ellos pudo con destreza quirúrgica rescatarlo de una muerte segura de haber ocurrido la asfixia en otro lugar y con otros acompañantes.
De la profunda fe católica de Lorenzo, Lencho Arispe, da cuenta el padre Beto quien fue su ahijado y quien luego de ordenado sacerdote le frecuentaba para disfrutar de sus consejos y al mismo tiempo darle comunión a través de la sonda que usaba para ingerir alimentos y bebidas luego de la traqueotomía milagrosa que por lo demás no le limitó nunca para vivir con alegría y desempeñar sus actividades comerciales.
Roy Meléndez, médico veterinario, laureado investigador de la UCLA y maestro de ajedrez, quien es también filatelista recordó que él le compraba estampillas a Lencho y mostró unas preciosas con la imagen de la Virgen de Coromoto que obtuvo por esta vía, encadenando todo el relato con un milagro ,del cual fue uno de los testigos, que le dispensó la Divina Pastora al señor Arispe. Cuenta que en una oportunidad y a raíz de una complicación grave en la garganta Lencho fue prácticamente desahuciado por los médicos, en la parte donde estaba la sonda se produjo una descomposición letal que no cedía ante ningún tratamiento. Desesperada ante la inminencia de la muerte una de las hermanas fue a rogarle a la imagen de la Divina Pastora intercediera ante su hijo Jesús para que salvara su vida, estando en oración profunda tuvo la iluminación para que tomara unos algodones que tenía en su cartera y que usaba para limpiar la zona afectada en la garganta de Lencho y los mojara con agua bendita. El sacerdote le bendijo agua frente a la imagen sagrada, allí mismo impregnaron el algodón con ella y la señora salió presurosa a poner los algodones sobre la garganta de Lencho, de manera inmediata la complicación cedió y Lencho quedó totalmente sano.
Grandes virtudes morales y espirituales tuvo Lorenzo, Lencho, Arispe para recibir la protección de Dios. Con este artículo de agradecimiento a las bondades divinas ruego indulgencias para todos los integrantes de ASOCACU. Dios con nosotros.
Jorge Euclides Ramírez