Una vez derrocado el presidente Rómulo Gallegos, el 24 de noviembre de 1948, por militares encabezados por el coronel Marcos Pérez Jiménez, se activa la lucha clandestina. A su frente está el partido Acción Democrática, el más perjudicado por el golpe dada su condición de poderoso partido de masas. Era necesario pasar de las formas de luchas legales y pacíficas a las ilegales y violentas. No había otra alternativa.
Es la respuesta política y militar a la feroz dictadura, que por el lapso de una década impera en el país. Las formas de lucha y organización han cambiado radicalmente, un reto que debe asumir la dirigencia de AD de ideología socialdemócrata.
A la luz de la lucha en el frente cultural irrumpen, una vez más, los escritores con su iluminadora y alentadora palabra por conducto de la poesía. Es la literatura a partir de la palabra al servicio de la felicidad del hombre. Porque la literatura también contribuye al logro de la liberación de un pueblo oprimido. La concreción de otras formas de comunicar cuando se está privado de la libertad.
Entonces, Andrés Ely Blanco era el poeta más popular del país por su popularidad, compenetración y empatía con todos los estratos sociales del pueblo venezolano. El régimen los destierra a México donde mueren. Su poema “Las uvas del tiempo” forma parte de la tradición navideña y de nuevo año del venezolano el cual escribió y recitó también en un disco larga duración de 35 revoluciones por minuto.
En los diez años de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez levantaron su voz de rebeldía varios poetas opuestos a la misma. Para ello empuñaron su lenguaje escrito en versos, unos formales sujetos a rima y metro y otros libres o en prosa. Pero, muy eficaces para comunicar el sojuzgamiento a que estaba sometido el país.
Esta es poesía fraguada en las peligrosas condiciones de la lucha clandestina. Momentos en que la vida pende de un hilo por el riesgo de la constante persecución, hostigamiento, detención, tortura, encarcelamiento o muerte.
Psicológicamente, el creador está sujeto a una permanente tensión y angustia. Pero, con todo le queda tiempo para la inspiración de los versos libertarios que abarcan a la vez una variedad de temas propios de un combate de este tipo, a saber: la represión, acoso, amenazas, captura, interrogatorio, soledad y deseos de vivir en libertad. Es arte generado al calor de la tensión y angustia de la vida clandestina en que el combatiente es asediado por las fuerzas represivas del orden existente.
Varios de esos poemas están dedicados a los mártires de la resistencia asesinados por la tiranía. Entre otros tenemos a Castor Nieves Ríos, padre de David Nieves, dirigente de la Ligas socialista (OR); Antonio Pinto Salinas, Leonardo Ruiz Pineda y el capitán Wilfredo Omaña.
Sus producciones fueron recogidas en un libro titulado “Poesía en la resistencia” publicado por la Editorial Centauro en el año 1973 en Caracas propiedad de José Agustín Catalá, quien participó en la lucha contra la dictadura. En esa primera edición aparecen las rúbricas de: Francisco Salazar Martínez, Alarico Gómez, José Vicente Abreu, Arnaldo Acosta Bello, Juan Liscano, Guillermo Sucre Figuerella, Alberto Ravell, y Lucila Velásquez.
La segunda edición del libro es también de la editorial Centauro en el año 1982 con la incorporación de la palabra de Víctor Vera Morales, Heli Colombani, José Ramón Medina, Rafael José Muñoz y Manuel Vicente Magallanes. Lucila Velásquez esta vez aporta unos nuevos poemas que desde luego enriquecen la obra. Ello más un analítico prólogo del escritor Oswaldo Barreto, exmilitante del PCV.
Precisemos que algunos de estos poemas fueron publicados en la década de 1950 en el exterior, entre estos los de Alarico Gómez y Lucila Velásquez.
Los versos de José Vicente Abreu tienen mérito por doble partida. Primero por la excelencia de su escritura. Segundo es el testimonio de un hombre que fue torturado hasta la muerte por la Seguridad Nacional guardando un silencio sepulcral. Un militante de la resistencia adeca con ribetes de héroe junto a Simón Sáez Mérida, el último Secretario General en la clandestinidad. Más el comprobado talento de un refinado escritor y periodista al estilo del francés Albert Camus.
Destaquemos que ninguno de estos textos cede al ligero panfleto. Por el contrario, observan una calidad en cuanto al manejo del lenguaje que les otorga un patente valor estético. Son las voces de esa horrible época que levantan la protesta y repudio de un pueblo a la dictadura con el esmero de unos artesanos de la palabra. Son poemas en los que va la dignidad de un pueblo por conducto de estos valientes trabajadores de la palabra.
Una poesía enmarcada en el frente de la propaganda y de las ideas que en esos tiempos recurría principalmente a los periódicos clandestinos, panfletos hechos sobre la marcha, las pintas en las paredes, los murales-carteleras levantados por los estudiantes del Liceo Lisandro Alvarado y las radios en la sombra que en Barquisimeto tuvo el PCV y AD.
Es la presencia del arte de la poesía en la lucha política por la democracia y libertad. Un hecho que nos recuerda al escritor y periodista italiano Curzio Malaparte cuando afirma: “Siempre tenemos que luchar por la libertad”.
Y, para ello el hombre se vale también de la palabra escrita de la poesía. Arte y cultura en función del cambio socio político de un pueblo martirizado por una dictadura de derecha. Una forma de poder político con los mismos métodos criminales de las dictaduras de izquierda para someter la rebeldía humana.
Freddy Torrealba Z.
Twitter:@freddytorreal11