Aurimar caminó la procesión a la Divina Pastora desde el centro de Cabudare hasta la Catedral de Barquisimeto. Salió muy temprano de su casa, descansó un rato en el semáforo donde una familia piadosa regala naranjas, subió a escuchar la misa a cielo abierto y con paso métrico y acompasado cubrió todo el trayecto, como lo había prometido a la santa madre al momento de sus primeras respiraciones sin oxígeno en el CDI de El Recreo.
En el 2021 Aurimar contrajo Covid junto con su esposo y su madre. El cuadro de ella y su mamá fue de tal gravedad que hubo necesidad de hospitalizarse en el CDI de El Recreo, en Cabudare, el cual fue destinado como centro centinela para el tratamiento de esta mortal enfermedad.
Su hija con heroico sacrificio repartía las 24 horas del día entre atender a su padre, recluido en casa y hacer guardia frente al centro de salud para buscar las medicinas que su mamá y abuela requerían para enfrentar los muy severos problemas pulmonares que según los médicos no querían ceder a pesar de todos los esfuerzos que ellos hacían.
Pasaron los días críticos y tanto Aurimar como su madre fueron mejorando, los días y noches de vigilia comenzaron a dar sus frutos y la sanación de las dos damas fue abriéndose paso entre las incertidumbres de esta enfermedad implacable y tormentosa.
Fueron dadas de alta y una tarde de conversación tranquila la hija de Aurimar le pregunta:”Mama y de donde sacaste ese rosario con el cual te la pasas rezando”. A lo cual responde, ”me lo dio una señora que oraba por nosotros en el CDI. Yo estaba como en sueño profundo y ella me consolaba diciendo que todos en la familia íbamos a estar bien. Oraba por nosotras dos y también por tu papá, yo sentía una gran paz y tranquilidad. Pero mamá, cual señora si allí no dejaban entrar a nadie, yo soy testigo porqué me mantuve todo el tiempo a las puertas del CDI. A dónde estabas tú y mi abuela no entraban sino médicos y enfermeras y se estaban nada más unos minutos, te aseguro que a la sala donde estaban ustedes no entraban visitas y el personal médico que lo hacía entraba y salía rápidamente. Pues hija, créame que junto a nosotros por largo tiempo estaba la señora que me dio este rosario, esta es la prueba y Aurimar mostraba a su hija una camándula muy sencilla hecha de plástico.
La hija presa de la curiosidad fue hasta el CDI a preguntar y todo el personal médico le decía lo mismo que ella le había dicho a su mamá. Cuando caminaba al auto una mujer que trabajaba en limpieza se le acercó y le dijo: Mire señorita, yo oí lo que usted estaba preguntando y voy a decirle lo siguiente, en verdad a su mamá la visitaba una señora, yo la veía de lejos porque tampoco nos estaba permitido entrar porque la limpieza de esa sala la hacía un personal especializado. Esa señora no sé cómo entraba pero se quedaba horas al lado de su mamá y de su abuela, yo soy cristiana y no creo en imágenes pero se me parece a la imagen de la virgen que caminan en procesión los católicos.
Quedó impactada. Llegó a su casa y le dio un abrazo a su mama mientras lloraba de la emoción. Le contó el testimonio de la empleada del CDI y ambas entraron en comunión espiritual, el rosario comenzó a brillar y ayer 14 de Enero ambas caminaron para agradecer el milagro que les hizo La Divina Pastora.
Jorge Euclides Ramírez