La situación actual del país siempre traerá a colación los términos relacionados al poder constituido porque evidentemente los correctos vehículos para afrontar la realidad padecida en el territorio son los partidos políticos, los cuales se configuran como un medio muy específico con el cual pueden perseguirse buenos resultados. Porque nuestra sociedad posmoderna aún no termina de adaptar los esquemas comunes a sus demandas y en Venezuela la tecnología genera unos encuadres estéticos que, para el caso de la política como responsable directo de la crisis no son idóneos para su abordaje; porque se manejan bajo una realidad mágica inexistente.
De igual forma, la Impronta evolutiva como propiedad común de los sistemas de partidos parece estar estancada en el país en cuanto a sus funciones se refiere, porque no existe forma real en donde dichos entes puedan resurgir del atolladero actual, por lo que se ven desplazados en el sistema sin aparente funcionalidad, pero la competencia electoral puede comenzar a cambiar el panorama en ellos, al momento del comienzo de la reorganización ante sus adherentes y cuando sus liderazgos se despliegan por todo el territorio nacional, donde se revestirá con legitimidad para con la ciudadanía que los necesita.
Asimismo, ante la diversidad de expresiones humanas válidas para nuestra sociedad, la construcción de lo político debe obligatoriamente ser una adaptación autóctona que tenga como guía los valores occidentales, de lo contrario será un calco a lo extranjero que no podrá ser funcional en un país en etapa de autodescubrimiento, porque la tutela del ingreso petrolero ya no es un escudo protector que incuba desajustes, esta conjetura es parte de lo que los partidos políticos venezolanos deben entender para cumplir cabalmente su funcionamiento, por lo tanto necesitan del asesoramiento técnico para poder liberarse del atolladero actual.
Por otra parte, un enfoque requerido para el abordaje de lo político en Venezuela es la educación política de la ciudadanía, y su ejecución compete a los partidos políticos quienes alcanzan su fines de forma precisa con actividades dirigidas al logos del ciudadano donde la demagogia no tiene cabida, porque si existen individuos bien formados, las mentiras no tendrán más asidero en el imaginario colectivo, que hoy permanece huérfano ante la inexistencia de planes alternativos al sistema actual, todos necesitan ser ilusionados con una mañana mejor que sea transmitido con el verbo de un líder político con discurso que sepa operar matemáticamente bajo dos únicas operaciones, como son la suma y la multiplicación.
Finalmente, la función principal de los partidos en un contexto plagado por la incertidumbre, es precisamente el generar las propuestas que den verdadera estabilidad al sistema, las mismas deben ser presentadas ante el país por una clase política bien conteste con su rol, que se afiance en la episteme para ser un referente viable que permita entrar a toda la ciudadanía en el siglo XXI; y que los jingles musicales sean cosas del espectáculo, lejos de la función de gobierno. Todas estas premisas las pueden generar solo y exclusivamente los partidos políticos cuando el calor social es su forja natural.
Eduin Adjunta
@adjunta90