Cada vez que al doctor Eduardo Fernández, presidente del Instituto de Formación Democrática (Ifedec), le dan el derecho de palabra en cualquier acto público invoca el tema de la democracia porque considera que ésta sí funciona, como debe ser, puede resolver los problemas del país.
En su última visita a Barquisimeto lo hizo cuando le correspondió, en el auditorio de la Universidad Fermín Toro, a propósito de la presentación del libro Los Presidentes y el Petróleo, del economista, profesor universitario y escritor Rafael Quiróz Serrano, a quien le apadrinó dicha obra.
Propósitos
Considera el doctor Fernández que no basta con tener petróleo, sino saber utilizarlo, pero más allá de contar con ese recurso, para lograr la recuperación y transformación de Venezuela hay que proponer seis propósitos.
Primero, promover la descentralización del poder para eliminar el exceso del presidencialismo. El empeño que debemos tener en estos momentos, cuando vivimos la peor crisis que ninguna nación haya tenido sin estar en guerra, es precisamente lograr más y mejor democracia.
La democracia comenzó a desaparecer en nuestro país cuando en 1998 se convocó a una Asamblea Nacional Constituyente, cuyo propósito era, según sus propias palabras, darle al mandón de turno plenos poderes. Ahí murió la democracia.
Por eso, cuando oigo a algunas personas plantear de muy buena voluntad la posibilidad de convocar una Constituyente, yo digo: Cuidado. Porque la Constituyente es el poder absoluto, y éste corrompe absolutamente.
Segundo, modernización de la economía nacional. Tenemos que trabajar por una economía diversificada y floreciente. Una economía que produzca los bienes y servicios que este país necesita. Eso se puede lograr si nos proponemos hacerlo. Tenemos un gran potencial agropecuario. Porque aquí mismo, en Lara, se pueden producir alimentos para todo el país.
Tercero, erradicar la pobreza. No podemos ser ricos todos, pero es inaceptable la miseria. Tenemos que hacer todo el esfuerzo posible para que no haya una familia en Venezuela que se acueste sin comer. No es viable un país en donde existe una minoría que tiene demasiado y una mayoría que no tiene nada. La injusta distribución de la riqueza y de las oportunidades atenta contra la estabilidad nacional. Y es por eso que tenemos que tener más y mejor democracia, así como una economía diversificada y floreciente para que haya trabajo y los padres y madres de familia puedan tener los recursos indispensables para sus familias.
Cuarto, hacer de la educación, la ciencia, la tecnología y la informática, la prioridad nacional. Necesitamos un cambio cultural. ha dado al Estado mucho poder y todo lo esperábamos de la mano providente de ese Estado. Hay que sustituir el populismo, el estatismo y el centralismo por una cultura de responsabilidad, de la productividad y de la eficiencia.
Quinto, generación de servicios públicos eficientes. Todos los ciudadanos esperan que cuando abran el grifo puedan tener agua potable y suficiente. Que cuando aprieten el suiche de la electricidad, ésta funcione a plenitud. Que haya gas para las cocinas y combustible para los vehículos del transporte público y de los ciudadanos. Que haya vía de penetración para que los productores puedan sacar sus productos a los centros de consumo. Que las dependencias públicas atiendan como es debido a todas las personas. Y que la gente no muera de mengua porque no funcionan los hospitales. Los pobres no tienen derecho a la salud en estos momentos porque no pueden adquirir los medicamentos. Y tampoco hay derecho a morir porque los entierros son muy costosos y hay que salir a pedir dinero para enterrar a un pariente.
Sexto, recuperar los valores y rescatar moralmente a la república. La crisis moral que estamos viviendo es terrible. Empeño de acabar con la familia. Empeño de acabar con las iglesias. Ya no vale la pena ser bueno, honesto, correcto. Ante todo esto, la ciudadanía reclama una revolución ética que enfrente la corrupción galopante por todas partes. y la cultura de la muerte. Ya basta de robos y de ignorar la importancia de la propiedad privada. Pero, más grave todavía, ya basta ignorar el carácter sagrado de la vida. Queremos un país donde no haya miedo. El gobierno está empeñado en sembrar miedo, en amedrentar a la población. Queremos vivir en un país donde nadie le tenga miedo al gobierno, sino respeto y el gobierno le tenga respeto a la ciudadanía. Tenemos que sustituir la cultura de la muerte por la cultura de la vida, de la esperanza, de la solidaridad.
Tras exponer esas propuestas, el doctor Fernández declara que es necesario cambiar el modelo que se ha impuesto a los venezolanos, ya que no puede ser el Estado el que mantenga a la gente sino la gente al Estado a través de impuestos, porque pueden hacerlo con sus ingresos dignos y naturalmente por su capacidad para desempeñarse bien en sus trabajos.
En su opinión, la prioridad fundamental es la educación, la ciencia, la tecnología y la informática.
Promesas
Recuerda el doctor Fernández que la llamada revolución bolivariana anunció como promesas fundamentales eliminar la pobreza y la corrupción.
Pero, nunca ha habido tanta pobreza y corrupción como en el curso de los años que ha tenido esta mal llamada revolución.
Para erradicar la pobreza es necesario ocuparse de dos cosas: crecimiento económico y educación.
Con el crecimiento económico habrá empleos decentes, productivos, estables, bien remunerados y amparados por un moderno sistema de seguridad social.
Con educación de calidad, los jóvenes, sobre todo los que viven en condiciones deplorables, podrán ser capacitados para asumir los empleos modernos que surgirán del crecimiento económico.
Japón y Venezuela
A modo de ejemplo se refirió a Japón, que en 1950 había sido destruido por la guerra y hasta ahora ha sido el único en haber recibido dos bombas atómicas. Venezuela en esa fecha era floreciente porque tenía petróleo y era un gran exportador de ese producto.
Japón no tiene petróleo; pero Venezuela, si.
No tiene hierro; pero Venezuela, sí.
Tampoco tiene diamantes y oro; pero Venezuela sí.
Japón no tiene bauxita; pero, Venezuela sí.
Japón no tiene esos recursos, pero Venezuela sí. La diferencia es que Japón es la quinta potencia del mundo y nosotros, lamentablemente, tenemos la mayor crisis económica y social de la tierra.
Lo que ha logrado Japón ha sido por la educación, la ciencia, la tecnología y la informática.
Materia gris
Si bien es cierto que el petróleo seguirá siendo un recurso muy importante para hablar de unas supuestas reservas petrolíferas, importante sería que tuviéramos la mejor educación del mundo con los más avanzados profesores, los mejores centros de investigación científica y tecnológica.
El futuro de los países hoy es de los que posean materia gris y no materia prima, afirma. El futuro le pertenece a los países que ganen la batalla de la educación, la ciencia, la cultura, la tecnología y la informática.
Al decir esto quiero expresar mi preocupación por la situación de abandono en que se encuentran nuestras escuelas, que en su mayoría no tienen el equipamiento necesario para atender a los niños. Igual ocurre con los liceos y universidades.
Me preocupa que nuestros educadores de todos los niveles, desde primaria hasta superior, están muy mal pagados y en muchos casos, mal preparados y poco actualizados.
Me preocupa la creciente deserción estudiantil y de educadores, ya que empeora el problema.
Más importante que tener petróleo, diamantes, oro, coltán y otros recursos, es tener una educación de calidad que abarque a todos los niños y jóvenes del país.
Decisión
Cuando se le pregunta acerca de la posibilidad de presentarse como candidato a la presidencia de la República, sin dar una respuesta tajante, dice: Yo le estoy hablando al país, vamos a ver si el país me oye.