Al mediodía, mientras las madres preparaban el almuerzo en los hogares y sus hijos regresaban de clases, inició un incendio que puso en vilo a gran parte del barrio Macuto. La pared de humo convirtió el lugar en un verdadero infierno.
Muchos tomaron sus pertenencias más indispensables y salieron con bombonas de gas para evitar una mayor desgracia.
Una cuadrilla de diez bomberos y de Defensa Civil, además de una unidad de la Guardia Nacional, llegaron al lugar del siniestro y con ayuda de vecinos y cisternas con agua, poco a poco pudieron controlar el fuego que durante más de dos horas sacó a todo el mundo de sus casas.
Los habitantes de la calle 7 del barrio Macuto aseguran que el motivo principal del incendio es la gran cantidad de basura que la gente bota en el zanjón perjudicándolos todo el año. Cuando llueve los desperdicios obstruyen las desembocaduras del agua que bajan hasta el río Turbio y en épocas de verano como la actual el calor y quizás manos inescrupulosas prenden fuego.
Pudo ser una tragedia mayor, dijo Zusneidy Suárez. Esta humilde mujer apenas vio cómo la candela se venía a su casa tomó a su pequeña hija de meses y salió corriendo gritando: ‘nos vamos a quemar’.
El agua que tenían en sus tanques la usaron para mitigar un poco el intenso fuego mientras llegaban los bomberos con los equipos especiales.
Una señora, que no quiso ser identificada, dijo a EL IMPULSO que la zona donde se iniciaron las llamaradas es un escondrijo de delincuentes que usan lo intrincado del sitio para esconderse y someter al miedo a los habitantes del sector.
Todos coincidieron en dos peticiones: que el aseo urbano pase con mayor regularidad y así evitar tirar basura a los zanjones y una constante vigilancia por parte de los organismos de seguridad como la policía y la Guardia Nacional, organismos que garanticen a todos vivir en paz.