#EntrevistaDominical Juan Carlos Montesinos: La agricultura familiar produce el 80% de lo que consume la población #13Nov

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Aunque en Venezuela no existen estadísticas, los estudios hechos por los Estados Unidos han determinado que de las 432.000 unidades de producción existentes en Venezuela, 380.000 corresponden a la agricultura familiar, lo que significa que ésta abastece el 80% a la población de nuestro país.

Esta afirmación es hecha a El Impulso por el abogado Juan Carlos Montesinos, presidente de la Asociación Venezolana de Agricultura Familiar (AVAF), la cual en estos momentos está preparando su tercer congreso anual a celebrarse, el miércoles de la próxima semana, en San Carlos, estado Cojedes.

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Esa producción se obtiene gracias al esfuerzo, al trabajo y al propio financiamiento de quienes por tradición están dedicados tanto a la actividad agrícola como pecuaria y pesquera, agrega. Es de imaginarse los resultados que se obtendrían si tuviéramos el estímulo, la asistencia técnica, los créditos e insumos si el Estado en vez de recurrir a un populismo ineficiente y desmoralizador de la gente hubiera definido   una dinámica política nacionalista, tomando como base el artículo 305, que garantiza la soberanía alimentaria.

¿Cómo surgió la AVAF?

Fue una idea que tuvimos un reducido  grupo de personas al analizar la situación del medio rural, que ha sido dejado en el abandono por completo en el curso de las últimas dos décadas. Lo que nos llamó más la atención es que aquí el sector productivo estaba representado por Fedenaga, Fedeagro  y la agroindustria, pero no había representación ni del sector campesino, ni tampoco de los pequeños y medianos productores. Después de algunas reuniones que, poco a poco, se fueron llevando a cabo, cincuenta personas de igual número de organizaciones decidimos constituirnos en una asociación para trabajar por todas las personas que están inmersas en la economía familiar en todo el territorio nacional. Claro está, tuvimos asesoramiento de académicos, agrónomos, veterinarios y técnicos, así como de pequeñas asociaciones que estaban involucradas en el tema agropecuario.

¿En cuantos estados está funcionando?

Hasta ahora en catorce entidades federales: Amazonas, Anzoátegui, Aragua, Barinas, Bolivar, Carabobo,  Cojedes, Lara, Mérida, Miranda,  Monagas, Nueva Esparta, Táchira y Trujillo.

¿Por qué no en el resto?

Hemos avanzado mucho en apenas tres años y las incorporaciones se  llevan a cabo a medida que los productores se organizan y deciden incorporarse a nuestra asociación, la cual ha venido logrando apoyo en algunos países que nos están aportando conocimientos, técnicas y métodos para impulsar la agricultura familiar. 

¿Por qué el Estado no les ha apoyado?

-El Estado venezolano como ya le decía no tiene definiciones en política agropecuaria. No se puede negar que sus contactos han sido con las grandes federaciones tradicionales, pero en verdad carece de interés por la aplicación del artículo constitucional 305 y, como es del conocimiento público, favorece las importaciones de productos, se hace de la vista gorda ante el contrabando de países vecinos que traen una variedad de rubros y, además, ha eliminado los impuestos arancelarios a ciertos sectores. 

¿Es la forma tradicional de abandono al campo?

No. Cuando se estableció la democracia en Venezuela, una vez que desapareció la dictadura militar y asumieron el poder los civiles, aquí hubo preocupación por el campo. La reforma agraria de los años sesenta que tuvo como fin acabar con el latifundio y aplicar una política de tipo socioeconómico de protección al campesinado, aunque imperfecta, no sólo se ocupó de la repartición de tierras con titularidad, sino también de la asistencia técnica y financiera de los productores, quienes pudieron adquirir equipos de labranza, semillas y agroquímicos indispensables. Además  se incluyó una programación sanitaria  para ir saneando el medio rural. Incluso, el sector privado también participó con insumos, maquinaria y técnicos.  A nivel educativo se crearon escuelas de formación agrícola y se tomaron medidas para la protección de la producción nacional, disminuyendo considerablemente la importación de rubros.  Aún más, Venezuela, a fines del siglo pasado,  estaba exportando algunos productos, que tenían gran aceptación por su calidad.  Así fue como se incrementó la agricultura familiar. Pero, ya hemos visto lo que ha pasado desde hace más de veinte años cuando,  aparte de desaparecer empresas que proporcionaban apoyo a los productores, la desatención fue tan extensa que se extinguió la Federación Campesina de Venezuela y, por supuesto, no hubo dirigencia que pudiera elevar su voz ante el abandono del campo. Ante esa situación y otros factores que analizamos, precisamente, consideramos necesario proponer y llevar a cabo la organización de los productores del sistema de la agricultura familiar. Y estamos en ese proceso porque será el que nos permita ir hacia adelante a paso firme.

¿Qué significa ir a paso firme?

Ya le dije que nos estamos organizando en todo el país y por esa misma razón es que hemos solicitado y logrado la cooperación de organizaciones y algunos países. Hemos tenido contactos con la Federación Francesa Venezolana, con las embajadas de España y del Reino Unido y de Italia. Somos parte de la Word Sarneer marketin coalittion para lograr una marca de calidad de nuestros productos. Estamos empeñados en conseguir buenos conocimientos, técnicas y métodos para que los miembros de AVAF se preparen para que sus actividades cada día sean más efectivas, e incluso podamos incorporarnos como exportadores en algunas áreas.

¿De cuáles áreas me habla?

A la AVAF se han incorporado asociaciones de productores de café y cacao, pero tenemos también a los piscicultores y acuicultores. Aún más, ya están en nuestra asociación dos etnias de Amazonas: la Oridpwa y la Nanna Kariña Kon, lo cual indica claramente que hemos penetrado positivamente en las zonas más distantes que también requieren atención sus grupos familiares dedicados a la agricultura, la actividad pecuaria y la pesca.

¿Cuál ha sido el papel importante que ha tenido la AVAF en estos tres años?

Que nos hemos hecho sentir porque no era visible que el ochenta por ciento de la producción se supiera que pertenecía a  la agricultura familiar, porque no había representación de los pequeños y medianos productores, los cuales no están en las grandes federaciones. Si no apoyamos a ese ochenta por ciento, esa enorme cantidad de alimentos podría ser importada. Debemos recordar que cuando había financiamiento del extranjero y del propio Estado para la agricultura, los beneficiarios siempre eran los afiliados a Fedeagro y Fedenaga, por cuanto se hacían visibles; pero al decir  esto de ningún modo  estamos contra esas instituciones, las cuales son importantes; pero, los números y los estudios demuestran claramente que la agricultura familiar cumple un rol fundamental en el país. Ahora bien, si los dueños de las 380.000 unidades de producción no están en Fedeagro, ni en Fedenaga, ¿Quién los escucha? Por eso es necesitaban una asociación que los representara. Recientemente el gobierno abrió una cartera de crédito para los productores de maíz y arroz; sin embargo, a quienes se dedican al cultivo de raíces, tubérculos, hortalizas, plátanos, frutas y, en general  a los que no están en el rubro de los cereales,  no fueron tomados en cuenta.

En su opinión, no existe una política amplia hacia los productores del campo. ¿Hay alguna explicación?

Ciertamente no hay una planificación agropecuaria nacional, sencillamente, porque ha faltado interés por atender el sector que provee la mayor parte de  la alimentación del país. Esa es la explicación más sencilla. Se ha dicho que los créditos serán para los que cultivan maíz, arroz y leguminosas. ¿Y los que producen carne, leche y aquellos que se dedican a la pesca? Tampoco a las familias que tradicionalmente han estado dedicadas a la cría de ganado caprino y ovino. Ni mucho menos a los apicultores, los piscicultores (entre los que se encuentran los productores de cachamas y truchas) y los zulianos que han incursionado en la acuicultura con excelentes resultados en la extracción de camarones, mejillones y pepitonas, que fue una actividad comenzada en forma industrial y la gente se dio cuenta de las técnicas para aprovecharlas oportunamente.

Decía usted que en Venezuela no existen estadísticas, entonces, ¿cómo creer en cifras sobre la actividad agropecuaria?

La tecnología ha servido de apoyo a las personas e instituciones en países donde es opaca la información oficial. Nos valemos de los estudios satelitales de los Estados Unidos que están a la disposición del mundo. El margen de error es de apenas el 2%. Y en eso nos basamos porque el diagnóstico es fehaciente. Rodrigo Agudo, director del Instituto Venezolano de la Leche y la Carne, esta semana afirmó en Barquisimeto que el 80 por ciento de leche está en manos de unidades de la agricultura familiar. En esta se encuentra casi el cien por ciento de la producción de hortalizas. Del mismo modo, el 95 por ciento en lo que respecta al café y el 90%, el cacao. Y así en casi los demás rubros.

Aún más, eso que ocurre en Venezuela está pasando en la mayoría de los países de la América Latina y en el resto del mundo, como lo ha determinado la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

En cuanto al tercer congreso de la AVAF, ¿habrá algún anuncio de interés para los productores?

Serán presentadas varias ponencias en torno a las diversas actividades económicas de la agricultura familiar y al final vamos a hacer una estructura gremial , porque  algunas asociaciones se han afiliado a la AVAF, entre las cuales puedo mencionar la Asociación Venezolana de Productores de Cacao, la Federación de Productores de Algodón, Asociación de Productores Agrícolas y Avícolas del Guárico,  Asociación de Productores de Hortalizas del estado Miranda y una fundación de los indígenas Nanna Kariña Kon. Nosotros apostamos por el poder de la asociatividad.  Aunque legalmente cuando se unen cinco o más asociaciones se crea una fundación, a nosotros no nos interesa eso, sino la unión de todos los pequeños y medianos productores familiares,  que nos permitan presionar y lograr políticas públicas para lograr una real soberanía alimentaria. Y, desde luego, hacer de la agricultura familiar el medio para erradicar el hambre en Venezuela. 

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