Los venezolanos hemos tenido relaciones cordiales con los judíos desde que llegaron aquí después de eliminada la Inquisición en el siglo XIX y hemos convivido con ellos antes, durante y después del Holocausto.
El próximo 9 de noviembre comenzará la conmemoración del Pogromo de Noviembre de 1938, también conocido como la “Noche de los cristales rotos” (Kristallnacht). El evento ocurrió durante la noche del 9 al 10 de noviembre en la Alemania nazi y en ciertas regiones de Austria y fue un ataque coordinado de las Sturmabteilung que fueron las primeras fuerzas paramilitares del partido nazi conocidos como los “camisas pardas”.
La palabra “pogromo” proviene del ruso y comenzó a utilizarse en otros idiomas a finales del siglo XIX y, suscintamente, significa “masacre”.
Este artículo no intenta relatar los eventos de aquella noche de horror como tampoco olvidar que no fue el único evento de esta naturaleza.
La primera masacre de judíos de la cual se tienen registros ocurrió en la ciudad de Alejandría, Egipto, cuando se encontraba bajo el dominio romano en el año 38 d. C. De entonces a hoy, he contado 41 pogromos relatados, seleccionados, resaltados y dirigidos principalmente en contra de los judíos. Pero hago notar que no se están incluyendo (1) las masacres en la Judea Romana durante la Primera, Segunda y Tercera Guerras Judeo-Romanas, la Rebelión de Diocesarea ni la Revuelta contra Heraclio, (2) las noticias sobre alrededor de 200 pogromos en la Rusia imperial a partir de 1881, (3) las noticias sobre 660 pogromos durante tres años – entre 1903 y 1906- en Ucrania y Besarabia y (4) 466 pogromos más entre 1881 y 1920 que faltarían por contabilizar según las cifras del Prof. Colin Tatz quien fue director del Instituto Australiano de Estudios sobre el Holocausto y el Genocidio y profesor de Política en la Universidad de Nueva Inglaterra, Armidale, y en la Universidad Macquarie, Sydney.
El Pogromo de Noviembre -cuya fecha de conmemoración se avecina- es el más emblemático y quizás lo sea por ser el primero de la Alemania nazi y el preludio de la tragedia del Holocausto. Los pogromos anti-semitas que cobraron más víctimas durante esa época oscura del nazismo ocurrieron en la ciudad rumana de Iasi desde el 29 de junio hasta el 6 de junio de 1941 (13.266 víctimas) y en la ciudad polaca de Lvivi desde el 30 de junio hasta el 29 de julio de 1941 (los estimados varían entre 9.000 y 12.000 víctimas). En esta última ciudad, el resultado de los pogromos aunados a las ejecuciones y deportaciones redujo la población judía de 160.000 personas a apenas cerca de 1600 personas; esto es: la eliminación representó el 99 % de la población judía de aquella ciudad.
Pero los pogromos no ocurrieron únicamente en el siglo XX en Alemania. En Alejandría -ocupada por Roma- ocurrieron dos: uno en el año 38 d. C. y el segundo en el año 66 d. C. (coetáneo con la Primera Guerra Judeo-Romana). Muy posiblemente ocurrieron porque Alejandría estaba bajo el dominio romano y no porque los egipcios fueran particularmente hostiles a los judíos. De allí en adelante –salvo muy contadas excepciones- los pogromos ocurrieron en Europa y en Eurasia: Granada ( siglo XI y todavía bajo el dominio musulmán), Toulon (Francia), Barcelona y otras ciudades catalanas (España), Erfurt (Alemania), Basilea (Suiza), reino de Aragón (España), Lisboa (Portugal), Flandes (Bélgica), Estrasburgo (Francia), Bruselas (Bélgica), Praga (Chequia), en los territorios de la que fue la Mancomunidad de Polonia y Lituania que hoy están ubicados en Ucrania, Polonia, Rusia, Bielorrusia, Limerick (Irlanda), siendo las excepciones los pogromos en el Protectorado Inglés sobre Palestina, Turquía, Algeria y Argentina.
Las calumnias “justificantes” que impulsaron estas masacres resultan increíbles. Creo que todos las conocemos ya suficientemente (las calumnias relacionadas con la religión, supuestas prácticas perversas, la creación y difusión de la Peste Negra, los problemas de dinero, el tema de la perfidia o rechazo de la fe cristiana, la separación física en las ciudades, el estatus de residencia en las naciones donde residían, los constantes asedios y persecuciones, las prohibiciones de trabajo, de tránsito y de conexión social).
Evidentemente, la ignorancia y el oscurantismo estaban presentes en el pueblo llano y en la nobleza quienes eran tanto creyentes de la religión cristiana como temerosos de la nigromancia y de la brujería y, por lo tanto, creyentes también de esas prácticas. En aquellas épocas – mi opinión- no existía una religión exclusivamente cristiana sino un sincretismo cristiano-pagano-nigromántico.
Pero más increíble resulta que algunas de esas calumnias perduren en el siglo XXI.
¿Qué pasó realmente? ¿Cuál fue el origen de todos estos desafueros y barbaridades? ¿Por qué han sido víctimas de tantas atrocidades? ¿Cuándo cesarán las agresiones a los judíos y cuándo podrán sentirse plenamente libres de amenazas? Realmente no lo sé y tampoco me puedo explicar que el antisemitismo todavía sea un riesgo presente.
Afortunadamente, el Concilio Vaticano II, mediante la Constitución Nostra Aetate, ha colaborado imponiendo la doctrina correcta pero mucha agua ha pasado bajo el puente y, en mi opinión, no ha sido suficiente. Espero mucho más de parte de todos los cristianos.
Por mi parte, lamento muchísimo que el régimen actual en Venezuela haya roto relaciones diplomáticas con el estado de Israel. Los venezolanos hemos tenido relaciones cordiales con los judíos desde que llegaron aquí después de eliminada la Inquisición en el siglo XIX y hemos convivido con ellos antes, durante y después del Holocausto. Creo que no conozco a ninguna persona iraní y no me explico por qué y para qué el régimen prefiere a esa teocracia islámica anclada en la barbarie con la cual no tenemos nada en común ni nos unen lazos de ninguna naturaleza.
Dios guarde a V. E. muchos años.
Luis Alejandro Aguilar Pardo
Twitter @Nash_Axelrod.
