Inundaciones repentinas y aludes de tierra desencadenados por las lluvias torrenciales dejaron al menos 50 muertos, incluida una provincia del sur de Filipinas muy afectada, donde se teme que hasta 60 aldeanos estén desaparecidos y sepultados por un enorme desprendimiento de lodo cargado de rocas, árboles y escombros, informaron las autoridades este sábado.
Al menos 42 personas fueron arrastradas por las crecidas y se ahogaron o fueron alcanzadas por deslaves en tres poblados de la provincia de Maguindanao desde el jueves por la noche hasta el viernes en la madrugada, precisó Naguib Sinarimbo, ministro del Interior de una región autónoma musulmana gobernada por exguerrilleros separatistas.
Otras ocho personas murieron en otras partes del país como resultado de la tormenta tropical Nalgae, que azotó la provincia oriental de Camarines Sur el sábado, informó la agencia de manejo de desastres del gobierno.
Hasta ahora el peor impacto de la tormenta fue un deslave que sepultó decenas de casas en la aldea tribal de Kusiong, en el poblado Datu Odin Sinsuat de Maguindanao, donde se cree que había hasta 60 personas, afirmó Sinarimbo a The Associated Press por vía telefónica, citando versiones de pobladores de Kusiong que sobrevivieron a la inundación y el deslave.
El teniente coronel del ejército Dennis Almorato, quien el sábado visitó la comunidad afectada por el alud de tierra, afirmó que el alud fangoso enterró unas 60 casas rurales en una sección de unas 5 hectáreas (12 acres) de la comunidad. No dio un cálculo de cuántos aldeanos pueden haber quedado enterrados por el deslizamiento, que describió como “abrumador”.
Al menos 13 cadáveres, la mayoría de niños, fueron extraídos el viernes y sábado por rescatistas en Kusiong, dijo.
“Esa comunidad será nuestra prioridad hoy”, declaró Sinarimbo, quien añadió que se ha emplazado maquinaria pesada y más rescatistas para reforzar las labores de búsqueda y rescate.
Kusiong “fue golpeada por torrentes de agua de lluvia con lodo, rocas y árboles que arrasaron con las casas”, lamentó Sinarimbo.
El poblado costero, que yace al pie de una montaña, es accesible por tierra, lo que permitió el envío de más socorristas el sábado para hacer frente a uno de los peores desastres climáticos en azotar el sur del país en décadas, manifestó.