El crecimiento del Producto Interno Bruto real de la economía al cierre del año 2022 se ubicará en 7,2%, mientras que la tasa de inflación estará en el orden de los 125,4% y el tipo de cambio se estima que se ubicará en 11 Bs/$m de acuerdo con el Informe de Coyuntura Venezuela-Octubre 2022, elaborado por el Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales (IIES) de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB).
El documento, coordinado por el economista Luis Zambrano Sequín y elaborado junto con otros 10 investigadores del instituto, muestra la evolución reciente de los principales agregados macroeconómicos del país y ofrece proyecciones de su comportamiento para los próximos meses.
Según datos del reporte, al cierre de 2022 «se espera que el PIB real termine incrementándose en 7,2%, por debajo del 8,6% estimado a comienzos del primer trimestre. La desaceleración en el crecimiento del nivel de actividad, probablemente, se prolongue en 2023, estimándose que la tasa de crecimiento del PIB real en dicho año podría estar cerca de 4,4%. Aunque las tasas de crecimiento son positivas, incluso podría decirse elevadas, son claramente insuficientes para hacer que la actividad económica retorne a los niveles previos al desplome de la economía venezolana a partir de 2016″.
La inflación será de 125,4% al concluir 2022 (mucho menor que el 686,38% de 2021) y que seguirá su tendencia a la baja en 2023, aunque continuará siendo la tasa más alta del mundo. «Para 2023, en el escenario más optimista, se espera que pudiera alcanzar 80%; lograr este resultado implicaría llevar a cabo una férrea disciplina fiscal y alcanzar una eleva estabilización del tipo de cambio, metas que se hacen difíciles de conseguir en un año preelectoral».
En cuanto a la tasa cambiaria, el informe indica que el precio del dólar se aproximará a los 11 bolívares al finalizar el año, «si el BCV continúa con su política de minidevaluaciones y logra detener la apreciación real del tipo de cambio durante el último trimestre de 2022«.
El IIES estima que al concluir el año la producción petrolera nacional será de 696 mil barriles por día, 30% por debajo de la meta de 1 millón de b/d que fijaron funcionarios del gobierno a finales de 2021. «Para 2023 se calcula que, en el mejor de los escenarios, la producción seguirá estando por debajo del millón de barriles, para alcanzar un promedio de 820 mil barriles por día. Si este escenario se cumpliera, el volumen de producción se incrementaría en 17% con respecto al de 2022″.
Los investigadores de la UCAB también apuntan que el volumen promedio exportado de crudo y derivados será de 615 mil barriles diarios en 2022 y 725 mil barriles en 2023, «siempre y cuando fuese factible el incremento de la producción».
En este sentido, advierten que, para cumplir los objetivos de producción de petróleo del año próximo, se requieren inversiones de $7.650 millones para reactivar parte de la capacidad instalada.
«Desde luego, PDVSA no cuenta con esos recursos, ni con la capacidad interna gerencial y técnica para llevar a cabo estos programas y proyectos, los cuales deben ser necesariamente aportados por inversionistas privados», se lee en el documento.
El Informe de Coyuntura Venezuela-Octubre 2022 también contiene información sobre tópicos como balanza de pagos, tasas de interés, sistema financiero, liquidez bancaria, crédito, empleo y remuneraciones, además de un análisis sobre el relanzamiento de intercambio comercial con Colombia, un acercamiento a lo que puede significar el proyecto de Ley de Coordinación y Armonización de las Potestades Tributarias de Estados y Municipios y una sección especial sobre el impacto de la pandemia en el mercado laboral, entre otros.
«La leve mejora que ha experimentado la economía venezolana desde mediados de 2021 se ha reflejado en un leve incremento del salario real, pero centrado en el sector laboral privado; en contraste, los salarios reales en el sector público continúan desplomándose. Otras importantes brechas y desbalances persisten en el ámbito laboral, producto del incremento de la inactividad en mujeres y jóvenes, la agudización de desigualdades de género y estrato, y la profundidad de las disparidades regionales, la creciente informalidad del trabajo y la consecuente conflictividad laboral», apunta el resumen de este texto.