Ventana abierta
Para recordar: “Entonces Jesús, exclamó a gran voz: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, expiró.” (Lucas 23:46)
Cuando una persona habla, va dejando un cúmulo de palabras, que para algunos son las últimas. No deberíamos decir: “Esta es nuestra última visita”; “nuestra última comida”, si estamos vivos; más bien deberíamos señalar: Es mi penúltima…, porque la última se cumple después que morimos. En ese sentido, San Juan acotó lo imposible de recopilar todo lo que Jesucristo había hecho en la tierra (Juan 21:25).
Al momento de morir se cierra nuestro libro y la muerte, además de ser lo más seguro que tenemos, nadie puede explicar ese proceso por experiencia propia.
La mayoría, por no decir todos los venezolanos, nos identificamos con el sensible y lamentable fallecimiento del presidente: Hugo Rafael Chávez Frías, quien gobernó el país durante 14 años; pero, ¿Cuáles fueron sus últimas palabras?
Antes de contestar tal pregunta, detestamos el día que el diablo en forma de serpiente le dijo a la primera mujer: “…no moriréis” (Génesis 3:4). Por ello, es triste ver sumidos en el error a tantos religiosos en el mundo avalando las palabras de Satanás, cuando le aseguró a los primeros seres humanos del planeta que no morirían. Para la desdicha de Adán y Eva, sufrieron la pérdida de su hijo Abel, de manos de Caín.
Quién puede dudar que todos los humanos somos mortales. No hay hombre inmortal. Aún, Cristo mismo, revestido de humanidad exclamó a gran voz: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, expiró”. Es decir, Jesús escondió su divinidad, y como humano dijo sus últimas palabras, y exhaló el último aliento. En ese momento el centurión romano declaró que era “…un hombre justo” (Lucas 23:47).
Sigue siendo alarmante y anti-bíblico, creer que a Jesús se le salió un “alma”, por mala interpretación de lo que dijo: “Padre en tus manos encomiendo mi espíritu”. O tal vez, porque en Eclesiastés 12:7 esté escrito que: “el polvo vuelva a la tierra de donde vino, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio”. En lugar de “espíritu”, hay otras versiones que dicen: “el aliento de vida vuelva a Dios”.
Job señaló: “El Espíritu de Dios me hizo, y el aliento del Todopoderoso me dio vida… Ante Dios, soy igual que tú. Yo también fui formado del lodo” (Job 33:4). No tenemos alma dentro de nosotros. Nuestra fórmula física es: Polvo (lodo) + aliento (respiración) = Alma viviente (ver Génesis 2:7). El recién nombrado presidente, Nicolás Maduro, dijo el 10/03/13, que una señora afirmó, que “el alma del presidente Chávez, anda en algún lugar del universo”.
Según, es.wikipedia.org/wiki/Mortal, “La muerte es un proceso terminal que consiste en la extinción del proceso homeostático de un ser vivo y, por ende, concluye con el fin de la vida” y cuando se refirieren a “lo inmortal” del humano, resaltan: “…hasta ahora no existen evidencias concluyentes a favor de esa vida ultra terrena”.
Algunos manifiestan que las últimas palabras del presidente Chávez fueron: “¡no me dejen morir…!”. Según el video (08/12/12), tomado del navegador y dirección: http://www.youtube.com/watch?feature=endscreen&v=uhJswPUlVeY&NR=1., dijo las últimas palabras, ante la televisión, como: “Dame tu corona Cristo…pero no lleves todavía”; pidió que le hicieran caso a la Constitución…; quiso tocar la espada del Libertador por última vez, pero no se la trajeron; siguió hablando y sin perder el ánimo pronunció las últimas palabras: ¡Viva Venezuela!
¡Es una lástima que no dejó escrito: Que debían hacer con él, si fallecía! Tampoco, pensó que no le darían cristiana sepultura; tal vez, no le hubieran hecho caso. Según Eclesiastés 9:5,6, está dormido, ya no sabe nada de este mundo. Si aceptó a Cristo como su Salvador, no lo sabemos y posiblemente, nunca llegaremos a saber cuáles fueron sus últimas palabras, porque hasta eso nos han escondido nuestros actuales dirigentes.
En cambio Cristo, sabía que lo llevarían a una tumba fría, que no subiría al cielo antes del tercer día, que duraría en la tierra unos cuarenta días (Hechos 1:3) antes de ser llevado al cielo y darles las últimas instrucciones (personalmente) a sus discípulos. Y, además de ofrecerles u ofrecernos el Espíritu Santo, les dijo que Volvería de nuevo en persona (ver, Juan 14:1-3 y Hechos 1:8).
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