Cada vez que un ciudadano adquiere un bien o un servicio está pagando, dentro del precio, toda la estructura de costos asociada a fabricar dicho bien o prestar ese servicio, advierte Juan Pablo Olalquiaga, expresidente de Conindustria y vicepresidente de la Asociación Latinoamericana de Industriales (AILA).
Asimismo, asegura que también a través del precio de los bienes y servicios, el consumidor también esta cargando a sus bolsillos, todos los tributos, así como sus ineficiencias asociadas, por cuanto son parte de esta estructura de costos.
Explica que un ciudadano pague estos impuestos a través de la compra de productos, tiene sentido en la medida en que los impuestos se conviertan en servicios: en policías que resguarden y protejan; en salud y educación públicos de calidad, entre otras cosas. Pero lamentablemente éste no es el caso venezolano.
Advierte que todas las erogaciones de las empresas, forman parte del costo asociado a fabricar productos y prestar servicios en Venezuela y la gente los paga en las compras que hace. Agrega que es en buena medida, por esta enorme torre de costos e ineficiencias que el producto nacional es menos competitivo.
La explicación de Olalquiaga es muy oportuna, por cuando permite dejar claro ante la opinión pública que los industriales venezolanos y los comerciantes, cuando tienen incrementos en sus estructuras de costos, debido a políticas o decisiones de la administración, erradas la mayoría de las veces, al final del día es el consumidor final el que paga los platos rotos.
Lamentablemente, en los últimos años a las empresas y comercios les ha resultado cuesta arriba, trasladar sus alzas de costos a los precios de los productos, debido al deterioro del poder adquisitivo del consumidor, variable que ha impedido que la industria y el comercio continúen sus procesos de crecimiento.