Dos países con historias comunes cuyos vínculos van más allá de fronteras territoriales, porque dicha vecindad produjo a lo largo de los años una simbiosis provechosa para las dos partes, donde los intereses son recíprocos, además de poseer unos lazos humanos entre las poblaciones que viven en las zonas adyacentes a las fronteras. Dicho panorama solo podía causar grandes desajustes si era alterado y el cierre de la frontera provocó innumerables problemas sumándole una emigración de grandes proporciones, que se agregó como una variable más para aumentar los efectos, donde las pautas de control las marcaron los grupos al margen de la legalidad.
En ese escenario los intereses oscuros, mafiosos y demás expresiones ilegales hicieron de las suyas, además de salir fortalecidos quienes ya poseían control en áreas donde muere la justicia y prevalece la violencia, aquí grupos guerrilleros como el ELN son quienes imponen las condiciones a cumplir, añadiendo en los últimos años como sus competidores directos el denominado Tren de Aragua. Factores con capacidad para afectar el tránsito de grupos humanos vistos como mercancías, lo cual se fortaleció por la sencilla razón de ilegalizar un paso de movilidad entre dos países vecinos.
En ese sentido, los insumos que en los últimos años complementaban la producción agrícola en Venezuela permeando como bienestar en las zonas de tránsito entre los dos países se desplazaron por trochas, únicas opciones disponibles para cubrir la necesidad del tránsito, provocando el aumento en los costos en diferentes insumos de uso agrícola e industrial que se requerían desde el vecino país para que el campo venezolano produjera los alimentos demandados por una población puesta al olvido. Esta realidad va a cambiar con la sola reapertura de fronteras, ahora no solo se moverá mercancía cargada a fuerza de cuerpos humanos porque los camiones retomarán sus funciones en pro del beneficio colectivo.
Por otra parte, el riesgo humanitario se podrá minimizar con reabrir las fronteras porque la vulnerabilidad de los migrantes estará menos pronunciada y el tráfico humano podrá disminuirse si los grupos delincuenciales pierden espacios lo cual es positivo para los venezolanos que requieren transitar entre los dos países quienes quedarán exentos de exponerse a los designios de la violencia armada, la cual se lucró por todo este tiempo con el cobro de vacunas, realidad que se podrá disminuir en los días por venir cuando el grueso del tránsito legal transfronterizo se canalice por las vías regulares las cuales jamás debieron cerrarse y desfavorecer a quienes no cuentan con un Estado protector.
En resumen, la reapertura es igual a legalidad como circunstancia que puede generar unos cambios positivos en diferentes áreas como por ejemplo la económica, pues los costos serán más competitivos por la disponibilidad de más bienes de consumo por solo citar una ventaja, de igual forma lo humano será favorecido, cuando las mafias dedicadas al tráfico se queden sin materia prima con la cual comerciar, sería algo irracional el oponerse a estos posibles cambios positivos que no favorecen a quien detenta el poder político, pues quienes puedan generar más prosperidad producto de su trabajo no pueden estar a favor de la camarilla que los arrinconó a los cañones de las mafias fronterizas.
Finalmente, una Venezuela sin rastros de subsidios es un país con mayores fortalezas competitivas, ello dado que los productos fabricados bajo las dificultades del ahora, están obligados a ser más competitivos que los producidos en países vecinos con fomentos en diferentes áreas de interés general, pudiéndose posicionar nuestros productos fuera de las fronteras a costos accesibles. Esto traerá una cadena virtuosa que será la recompensa para quienes producen en el territorio bienestar colectivo, al recolectar del sudor diario bienes de utilidad con posibilidad de exportación.
Eduin Adjunta
@adjunta90