Si Ud. saliera por la avenida 20 de Barquisimeto el 23 de Diciembre e hiciera una encuesta con una sola pregunta Ud. ¿Cree en Dios? Con toda seguridad el 99 por ciento le va a contestar, por supuesto que sí, cómo no voy a creer en Dios, en Venezuela y en Latinoamérica todo el pueblo cree en Dios. Ricos y pobres. Mujeres y hombres. Niños, jóvenes y viejos. Políticos de cualquier bando. Ello se ha convertido en algo muy popular, que a pesar de ser utilizada en momentos difíciles en la vida, cuando hay una tragedia, es el subconsciente el que trabaja debido a una verdadera necesidad.
Pero si la pregunta fuera Ud. ¿Le cree a Dios?. A lo mejor no sabrían contestar. ¿Cómo así?. Creer a Dios es muy diferente. La proposición a es una figura gramatical que implica compromiso. Creer a Dios está relacionado con el compromiso que Ud. va a adquirir con los postulados, criterios, mandamientos y posiciones de la persona, objeto de su creencia. ¡DIOS!. Implica le debe obediencia completa, firme y sincera. Por cuanto no se trata de criterios filosóficos sino de doctrinas divinas, emanadas de su Creador. Se ocupa por saber que es lo que el le quiere decir, le quiere indicar y le quiere mostrar, entonces le obedece y confía es un acto de verdadera Fe. “La obediencia significa de la persona entera, cerebro y cuerpo. No hay alma sin cuerpo y no hay mente sin cerebro (…) La teología que solo se ocupa de proposiciones sin una vida de obediencia, es una perversión del cristianismo. El credo sin los hechos es religión muerta”. R. Johnston.
Cuando Jesús sanó al ciego de nacimiento, hizo barro con saliva y untó los ojos y lo mandó a lavarse en el estanque de Siloé. Juan 9. El ciego pudiera haber dicho ¡ Qué es eso!. Y si Dios hizo los cielos y el universo con solo su palabra, es que acaso no podía hacer lo mismo con el ciego?. ¡Era más fácil!. Pero el ciego no lo dudó e hizo lo que Jesús le mandó. ¡Creyó a Dios! Cuando un padre le dice a su pequeño hijo que se encuentra asustado, estresado y angustiado en medio de un aguacero, con truenos y relámpagos, que se acueste tranquilo, lo lleva y le dice que no va a pasar nada, pues entonces el niño se acuesta y se duerme, por cuanto a creído a su padre.
¡El acto de creer a Dios es acción!. ¡Es Fe. Si no hay acción no hay verdadera convicción. Podrá haber mucha filosofía cristiana, acomodamiento doctrinal e institucional. Interpretación, posturas conciliares y clericales. Pero el Señor es claro: “Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son como lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?” Mat.7:15,16.
Cuando Dios le dijo a Abraham…”Toma a Isaac, tu amado hijo único, ve a la tierra de Moria y ofrécelo como un sacrificio que debe quemarse completamente, en la montaña que yo te indicaré…” Gen22:3. Aquello parecía una locura y hasta el hijo le preguntó por el cordero para el sacrificio y él le contestó… “Dios proveerá el cordero para el sacrificio, hijo mío” vers 8. Abraham le creyó a Dios y es la enseñanza que da para nosotros hoy.
¡Hasta el próximo artículo!
William Amaro Gutiérrez