Los fanáticos defensores del neoliberalismo no dejan de prender velas en el altar de la globalización pontificando acerca del fin del Estado- Nación, la inutilidad del principio de soberanía y el desconocimiento de la autodeterminación de los pueblos. Aspiran a una recomposición del orden internacional donde comulguen las grandes empresas transnacionales y los gobiernos para mantener la hegemonía por los siglos de los siglos.
El ministro de Asuntos Exteriores de España, José Manuel Garcia- Margallo, en una frase muy elocuente y que sintetiza la visión de España y, a nuestro modo de ver, de otros países ante el mundo, ha dicho recientemente: «El Estado-Nación, ha muerto. De los cien actores económico-financieros mundiales, 51 son empresas multinacionales y 49 son Estados». En esa perspectiva no cuentan países y actores de latitudes distintas, como Suramérica. El caso de la expropiación de la empresa “española” REPSOL por el gobierno argentino arroja dudas al respecto.
En la lista de las principales empresas petroleras internacionales hay que distinguir entre las empresas estatales y las que figuran como privadas. En el primer caso están, vgr. PEMEX (México); PDVSA (Venezuela); ECOPETROL (Colombia); PETROBRAS (Brasil); PETROECUADOR (Ecuador); Compañía Nacional de Petróleo (China); Compañía Nacional de Petróleo (Irán); STATOIL HIDRO (Noruega). Entre las segundas, se pueden mencionar: Shell, Exxon Mobil, Texaco, British Petroleum- Amoco, Lukoil, Chevron, Total y REPSOL.
Como propietarios de REPSOl principalmente aparecen, en su mayoría, fondos de inversión estadounidenses. Según se señala, después del Banco Santander, es la segunda de las grandes compañías cotizadas en España con mayor presencia en los paraísos fiscales. (Martín Medem, dixit).
Los fieles adoradores del neoliberalismo, se deshacen en argumentos contra la medida de expropiación, asociándola con un nacionalismo exacerbado, un populismo decadente y una crisis económica cuyo trasfondo les hace profetizar que se trata de “una guerra perdida”, como lo sostiene Mario Vargas Llosa (Diario El Nacional, 29/ 04/ 2012); consideran que se trata de “un pase de factura a los españoles, ausentes de la gesta patriótica (de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner), por las Malvinas” (Beatríz de Majo, Diario El Nacional, 01/ 03/ 2012); o , a partir de un criterio que mezcla psicoanálisis con petróleo, auguran el fracaso de dicha medida, pese a reconocer que hay experiencias de decisiones similares exitosas como la de Colombia y Brasil. Obviando, además que es una renacionalización que se está iniciando.
La historia de la nacionalización petrolera en Argentina, comienza con el descubrimiento de yacimientos en 1907; y luego, en 1924, se crea la primera empresa estatal de petróleo en América Latina, Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF). En el capítulo del Consenso de Washington, versión Argentina, le tocó al presidente Menem, en 1992, privatizarla, vendiéndosela a REPSOL.
Los rezanderos del credo neoliberal, más papistas que el papa, arguyen que la decisión expropiadora ahuyentará a los inversionistas. Olvidan tres premisas clave: una, que los capitales no tienen nacionalidad; dos, que el negocio petrolero sigue siendo rentable; y, tres, que las experiencias indican que los dueños de antes después pasan a ser socios, ahora en alianzas estratégicas.
Las críticas no cesan. Arrecian. Los eventos se propagan. En línea similar a la de su homóloga sureña, la medida del gobierno boliviano de Evo Morales, de tomar el control de los sectores estratégicos de la economía en nombre del Estado- Nación e invocando para ello la soberanía, atiza el debate. Se expropia el paquete accionario de la empresa española Red Eléctrica, en Transporte de Electricidad (TDE).
Mientras tanto, los feligreses, como si se tratase de una letanía, asienten: “Son sucesos que preocupan a los inversionistas extranjeros y también locales”, comentó Alberto Ramos, analista de Goldman Sachs, (uno de los grupos de banca de inversión más grandes del mundo, acusado por la Comisión del Mercado de Valores de EEUU, de haber cometido fraude con las hipotecas subprime). Y, a propósito de lo que acá planteamos, agregó: “Afortunadamente este tipo de eventos está circunscritos a un pequeño número de países que llevan adelante experimentos económicos heterodoxos y que están cada vez menos integrados a la economía global”.
Ante lo cual vale advertir una relativa, pero significativa diferencia: padecieron el ensayo del paquete neoliberal, están en situación económica más favorable que muchos países de la eurozona y soberanía de por medio, se resisten a las imposiciones neoliberales.