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Aunque las autoridades han reportado casi una veintena de detenidos en el último mes por trata de personas en Venezuela, expertos consideran que los pasos son «positivos, pero insuficientes».
De acuerdo con datos que la Fundación estadounidense Walk Free publicó en 2018, de los 2,5 millones de personas en el mundo que la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito computa como víctimas de trata 174.000, al menos, fueron venezolanos.
Ante el aumento de denuncias por parte de familiares de las víctimas, el Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (Cicpc) creó las Coordinaciones de Investigaciones sobre Trata de Personas.
Hasta la fecha, reseña un reportaje de la agencia española EFE, se han desarticulado más de una docena de bandas dedicadas a cometer este delito en el país.
Solo esta misma semana fueron detenidos dos hombres y una mujer que trasladaban a las víctimas a Colombia.
Espejo de la crisis
Nicole Hernández, investigadora de la ONG Centro de Justicia y Paz (Cepaz), explicó que el delito de trata de personas no es algo nuevo y que es un espejo de la crisis humanitaria que vive el país desde 2015.
«Estamos hablando que se agudizó esta práctica desde que empezó la emergencia humanitaria compleja y empezó la crisis socioeconómica en la población», indicó Hernández en entrevista a EFE.
Para Hernández, que señala como principales víctimas a las mujeres, las detenciones son un «buen paso», pero no es suficiente porque existe una «deuda súper importante en el Estado».
«Más allá de la información que puedan tener las mujeres, por supuesto la acción del Estado es fundamental, no solo en las detenciones, también incluso en la misma educación, porque la trata tiene que ver mucho con los roles de género que hipersexualizan el cuerpo de las mujeres y que las hacen, lamentablemente, rentables», agregó.
Además, indicó, tiene que ver con la educación, el funcionamiento de los tribunales que tratan asuntos de violencia contra la mujer, las medidas que se toman para prevenir este tipo de violencia y la falta de información.
Mujeres en riesgo
Victoria Capriles, directora adjunta del Centro de Derechos Humanos de la Universidad Metropolitana, indicó que, en una crisis económica, todos son susceptibles de caer en estas redes, especialmente las mujeres, niñas, adolescentes y personas trans.
«Ser víctima de una red de trata (…) tiene mucho que ver con crisis humanitarias, crisis económicas como la que estamos viviendo en Venezuela, es decir, personas que necesitan generar mayores recursos, que necesitan apoyar a sus familias, que ven que en los trabajos que tienen no obtienen la remuneración deseada», sostuvo.
En ese sentido, exhortó a las mujeres a tener precaución con ofertas de trabajo, a través de redes sociales o de conocidos, que «suenan muy buenas para ser verdad», con grandes ganancias.
Debido a que la ONU afirmó el 30 de julio que el delito de trata de personas ha «acaparado» el ciberespacio, Capriles cree necesario aplicar acciones de prevención y sensibilización sobre el uso seguro de Internet y las redes sociales así como la cooperación con el sector privado.
Migrar, un factor de riesgo
Tomando en cuenta que la migración también puede ser otro factor de riesgo para las mujeres, sobre todo cuando salen del país en condiciones de vulnerabilidad, el abordaje no solo se limita al Estado.
«Llegan al país de acogida, sea cual sea, y ahí las redes de trata también se aprovechan de comprar a venezolanas que están en una situación de especial vulnerabilidad (…) que no tienen cómo comer, que no tienen cómo pagar un alquiler, cómo pagar la educación de los hijos (…) que además están en otro país y no están regularizadas», dijo Victoria Capriles.
Finalmente, consideró que los países receptores deben «abordar este fenómeno a través de la Declaración de Cartagena de 1984 que reconocería a los venezolanos como refugiados y así ayudar a regularizar su estancia migratoria».
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