#Opinión: Artífices de la historia Por: Orlando Peñaloza

¡Si tuviera que regalarte algo, te regalaría un espejo, porque después de ti, lo más bello es tu reflejo!
Palabras ideales para regalarle a una mujer por estas fechas en la celebración de su día internacional, que desde todos los 8 de marzo nos recuerda el esfuerzo por lograr la igualdad, el respeto, la justicia, la paz y  el desarrollo.
Los poetas han dicho que son madres, novias, esposas y amantes. Todos contamos con varias de ellas a nuestro lado. La madre, la “costilla”, subrayando aquella historia de Adán, nuestras hijas, nietas, nueras, compañeras de trabajo.
El día internacional de la mujer es una fecha que celebran los grupos femeninos en el mundo. Cuando las mujeres de todos los continentes, a menudo separadas por fronteras nacionales y diferencias étnicas, lingüísticas, culturales, económicas y políticas se unen para celebrar su día, pueden contemplar una tradición de no menos de 90 años de lucha.
La mujer es un ser que cumple diferentes facetas en la vida, luchadora por sus hijos, como madre, abuela, tía, amiga, maestra, profesional, ama de casa. Son diferentes los papeles que puede cumplir, desde llegar cansada de un agotador día de trabajo y atender al esposo, el hogar, los niños, la comida, la ropa, limpiar la casa y siempre dispuesta con una sonrisa en su morada
Su día son todas las fechas del año como artífices de la historia que revela  la huelga sexual en la antigua Grecia contra los hombres para poner fin a la guerra en la revolución francesa. Las parisienses que pedían libertad, igualdad y fraternidad marcharon hacia Versalles para exigir el sufragio femenino.
Es cierto. Un “mujerón” siempre estará en los parajes masculinos. Es parte de nuestra carne y la justicia sin ella te hace duro, la inteligencia sin ella te hace cruel, la amabilidad sin ella te hace hipócrita, la agudeza sin ella te hace agresivo.
No he utilizado la expresión en sentido peyorativo luego de tropezar  con la siguiente historia: Estaban 2 hombres platicando sobre qué es un “mujerón”. Uno de ellos describió los “pompis”, pechos, cintura, labios, las piernas y el color de los ojos. Decía que un “mujerón” tiene que ser una rubia de 1.80 metros, siliconada y sonrisa perfecta.
“Mujerones”, dentro de ese concepto, no existen muchas: Cindy Crawford, Claudia Schiffer, Linda Evangelista, Naomi Campbell, Laetitia Casta e Inés Sastre.
Y para ti, ¿cómo debería ser un “mujerón”?, interroga a su amigo, y éste, meditando un rato comienza  a figurarla: Un “mujerón” es aquella que coge 2 autobuses para ir a su trabajo y 2 más para regresar.
Que cuando llega a su casa encuentra un cesto de ropa para lavar, los deberes de los niños para revisar y una familia hambrienta para alimentar. Un “mujerón” es aquella que va de madrugada a hacer cola para garantizar la inscripción de sus hijos en el mejor colegio, y aquella jubilada que pasa las horas parada haciendo cola en un banco para cobrar una pensión insultante.
Un “mujerón” es la empresaria que administra decenas de funcionarios de lunes a viernes y una familia todos los días de la semana.
Un “mujerón” es aquella que regresa del supermercado sin harina, azúcar, aceite, sin pollo,  mantequilla, crema dental ni papel higiénico con varias bolsas después de haber comparado precios y hacer malabarismos con el presupuesto comprando lo que encuentra.
Un “mujerón” es aquella que lleva los hijos al colegio y los va a buscar, los lleva a las clases de natación, a la cama, les cuenta historias, ora con ellos, les da un beso y apaga la luz.
Un “mujerón” es aquella madre que no duerme hasta que su adolescente llega sano y salvo a casa, y que bien temprano por la mañana ya está levantada, calentando la leche y haciendo el café.
Un “mujerón” es aquella que sabe dónde está cada cosa, lo que cada hijo siente y cuál es el mejor remedio para la acidez, para los deditos magullados y para las pesadillas. Un “mujerón” es aquella que soporta insultos de su marido cuando llega ebrio, otorga y lo acuesta echándole la bendición.
El valor de una mujer está escrito en el Talmud hebreo, libro donde recopilan los dichos
de los rabíes a través de los tiempos, y termina diciendo: ” La mujer salió de la costilla del hombre, no de los pies para ser pisoteada, ni de la cabeza para ser superior sino del lado para ser igual, debajo del brazo para ser protegida, y al lado del corazón para ser amada “.
Dedicado a mi esposa, hijas, vecinas,  y todas las mujeres a mi lado, a mis amigas, conocidas y desconocidas que son un “mujerón”, y a mis amigos que tienen un “mujerón” en casa y no se acuerdan de valorarla y amarla.
¡Cuídate mucho de hacerla llorar!, porque Dios cuenta sus lágrimas.