La libertad de prensa en América Latina sigue asediada por la violencia que campea en la región, como lo muestran el asesinato de una reportera que investigaba sobre narcotráfico en México y el secuestro de un periodista francés por la guerrilla en Colombia en la última semana.
En un comunicado por la celebración este jueves del Día Mundial de la Libertad de Prensa, la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) recordó a los 24 periodistas que en los últimos doce meses fueron asesinados en Brasil, Colombia, Guatemala, Haití, Honduras, México, Perú y República Dominicana.
«Mientras sigamos acumulando estadísticas de crímenes contra periodistas en México sin que se resuelva ninguno de ellos, reinará la impunidad de los asesinos» dijo Gustavo Mohme, presidente de la Comisión de Libertad de Prensa e Información de la SIP.
Lo peor de los ataques contra la prensa es la impunidad que los rodea, señaló por su parte, Jesús Peña, de la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos en México.
Las agresiones «confirman la situación precaria que enfrenta el gremio periodístico y la necesidad de adoptar medidas que permitan prevenir y proteger a estos actores clave de toda sociedad democrática», señaló Peña en un encuentro en Ciudad de México con motivo del día mundial de la libertad de prensa.
El sábado una reportera de la revista Proceso que investigaba casos de corrupción de autoridades locales y su relación con el narcotráfico, Regina Martínez, fue asesinada en su casa en Veracruz (este) y el martes el cartel de Los Zetas dejó un mensaje intimidatorio contra la prensa de Michoacán (oeste), junto a cinco cadáveres.
El caso de México, atrapada entre los enfrentamientos de los carteles y las operaciones militares y policiales contra el narcotráfico, no es sin embargo el más grave al menos en las cifras.
En Honduras, 18 periodistas han sido asesinados en los dos últimos años, en Perú el año pasado tres periodistas fallecieron víctimas de sicarios, y en Brasil este año se registraron cuatro asesinatos.
María José Braga, vicepresidenta de la Federación Nacional de Periodistas de Brasil, dijo a la AFP que aunque los ataques a la prensa «no son tan graves como en otros países de la región, por ejemplo México, nos preocupan bastante».
Braga subrayó la necesidad de «combatir la impunidad y para eso hemos trabajado en un proyecto de ley que federaliza los crímenes contra periodistas».
«Estamos hablando de un problema regional que afecta a varios países, por eso tenemos que promover el intercambio de experiencias para la protección», dijo a la AFP Gisela Martínez, de la Asociación Mundial de Radios Comunitarias y una de las promotoras de una ley aprobada la semana pasada por el Congreso mexicano para proteger a periodistas en riesgo.
En México además no hay avances significativos en las investigaciones, lo que alienta un ambiente de impunidad que da confianza a los agresores.
«Los homicidios conmueven e indignan, pero no podemos esperar a que ocurra otro caso para que se pongan en marcha dichos mecanismos» de protección, señaló Luis González, presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal en México.
Algunos de esos mecanismos, como el sacar rápidamente a los periodistas de una zona cuando son amenazados o brindarles seguridad a los medios y los reporteros, han sido implementados con la ayuda de organizaciones internacionales en Colombia, que durante años fue el país con mayor número de periodistas asesinados en el mundo.
En los años recientes «ha habido una disminución notable de los asesinatos de periodistas», dijo Andrés Morales, director de la Fundación para la Libertad de Prensa (Filp) en Colombia.
«Pero esa disminución no se traduce en mayor respeto a la libertad de prensa. Todavía hay una situación de violencia muy fuerte, que se ve con el caso del periodista francés Romeo Langlois (secuestrado el 28 de abril) y la gran autocensura en los temas de conflicto armado, narcotráfico, corrupción de autoridades locales, y minería ilegal», indicó.
Langlois, de 35 años, fue secuestrado en medio de un combate entre una patrulla militar, a la que acompañaba para realizar un reportaje para la cadena de televisión France 24, y guerrilleros de las FARC, en el departamento de Caquetá (sur), según confirmó este miércoles el ejército colombiano.
La suerte corrida por el reportero francés es apenas otra demostración de los múltiples riesgos para la tarea periodística en la región.
«Mientras no haya una señal clara de que se ataca la impunidad, un periodista en una zona conflictiva será siempre un blanco», sentenció la periodista mexicana Martínez a la AFP.