Referirse a la academia venezolana seguro trae recuerdos, porque toda la población del país conoce sus frutos y de alguna forma los ha consumido, por ello recordar lo esplendoroso que fueron nuestras casas de estudio no es exclusivo de sus egresados. Quienes no tuvieron la oportunidad de poder servirse en su vitalidad formativa, pero fueron padres, tíos o cercanos, seguro poseen imágenes distantes traídas al presente por su memoria del sacrificio individual que implicaba cursar estudios superiores en un país que decidió mirar al futuro, forjando en su juventud individuos capaces de transformar por medio de la episteme y la doxa los espacios públicos y privados de su vida.
Todas las sedes físicas de las casas de estudios superiores están acéfalas en lo que respecta a mantenimiento y permanecen poco visibles debido a la maleza que cubre sus entradas, esto de alguna forma se fertiliza por la indiferencia de unos pocos que ocupando cargos de poder y haciéndose los desentendidos permitieron que las inclemencias del clima y otros factores ambientales casi borren la academia, pero para el agrado de todos esto no se concretó y esa gran inversión realizada por la democracia aún sigue en pie innovando, adaptándose a los tiempos difíciles. En el pasado quedan esos grandes presupuestos que permitían la vida digna de todos quienes participaban de esas incubadoras de saber humano que hoy siguen trabajando por el bien común, abriendo paso a profesionales exitosos.
El no mencionar que las excelsas casas de estudios superiores eran un tabulador es eximir esa función anexa a la sociedad que nivelaba en lo económico a quienes se calificaban para cubrir puestos de trabajo de buena remuneración. El estar titulado en cualquier especialidad dotaba de prestigio, a diferencia de los tiempos corrientes donde una profesión es una calificación más tomada en cuenta por los encargados del recurso humano. Desafortunadamente el desempleo es feroz y quienes se atreven a generar puestos de trabajo no se arriesgan en contratar nuevos graduados, puesto que para ellos la experiencia garantiza resultados, y en lo que respecta a los empleos públicos los bajos sueldos no motivan a un profesional universitario a concursar para la nómina pública, porque el Estado paga sueldos esperando a que su recurso humano trabaje solo por mística.
Por otra parte, ocurrió una privatización de la educación superior en el país, incentivado por los problemas operativos padecidos por las universidades públicas lo cual obliga a padres de bachilleres a buscar en la rama privada lo que el Estado venezolano no cubre a cabalidad, quizás el auge en la matrícula de casas de estudio privadas se deba al recuerdo grabado en el imaginario colectivo sobre como la educación superior era garantía de buenos estándares en ingresos. En nuestros días se sigue incentivando que la profesionalización no se detenga y bajo techos sin subsidios o privilegios en gratuidad el conocimiento siga encubándose y proyectando los cerebros que recuperarán el país.
Las dificultades descritas obligan a la ciudadanía a hacerse del término que impide el estancamiento en lo académico como es el de; “Cátedra libre” herramienta necesaria para el accionar cívico donde todos pueden aportar ayudas a las universidades públicas y con ello recuperar los espacios físicos. Una colaboración extra no está demás para estas instituciones que dieron tanto para la sociedad y que hoy en día siguen aportando, queda en la conciencia general el apoyar las iniciativas que surjan para que los años de servicio de la academia en el país se multipliquen en infinidad de generaciones.
Luces y sombras:
No existe duda que la luz que irradia la academia venezolana es capaz de vencer la oscuridad, porque en las dos últimas décadas transcurridas en Venezuela las universidades públicas solo han recibido castigo, por parte de un sistema político empecinado en retroceder a la sociedad para llevarla hasta un estado natural donde los individuos son vistos como propiedad inerte sin dignidad que no es capaz de estar fuera de la tutela del autócrata, aunque gracias a la academia que pervive estos planes ya pueden ser puestos a un lado, porque en la oscuridad producida por la ineficiencia en él ahora la academia ilumina con más fuerza a una juventud que sueña y que aspira la llegada de su tiempo de excelso progreso.
Eduin Adjunta
@Adjunta90