El efecto dominó de la guerra en Ucrania está aumentando el sufrimiento de millones de personas debido al incremento en los precios de los alimentos y la energía, y ha empeorado una crisis financiera, sumándose al impacto de la pandemia de COVID-19 y del cambio climático, de acuerdo con un reporte de la ONU.
La guerra “ha exacerbado una crisis mundial del costo de la vida que no se había visto en al menos una generación” y está socavando el objetivo de la ONU de acabar con la pobreza extrema en todo el mundo para 2030, lamentó el Grupo Mundial de Respuesta a la Crisis de la ONU en el reporte publicado el miércoles.
El grupo, que fue designado por el secretario general de la ONU António Guterres para evaluar el impacto de la invasión rusa a Ucrania, también dijo que el 60% de los trabajadores tienen hoy ingresos reales más bajos que antes de la pandemia y que el 60% de los países más pobres tienen sobreendeudamiento o corren un alto riesgo de tenerlo.
Guterres, que preside el grupo, dijo en una conferencia de prensa que “el impacto de la guerra en la seguridad alimentaria, la energía y las finanzas es sistémico, grave y está acelerando”.
Señaló que la guerra, junto con las otras crisis, “amenaza con desatar una ola sin precedentes de hambruna y destrucción, dejando caos social y económico a su paso”.
«Las personas y los países vulnerables ya se están viendo muy afectados, pero no se equivoquen: Ningún país o comunidad quedará al margen de esta crisis del coste de la vida”, advirtió Guterres.
Los precios de los alimentos están cerca de máximos históricos, y los costos de los fertilizantes se han duplicado, añadió el secretario general.
“Sin fertilizantes, la escasez se extenderá desde el maíz y el trigo a todos los cultivos básicos, incluido el arroz, con un impacto devastador también para miles de millones de personas en Asia y Sudamérica”, dijo.
“La crisis alimentaria de este año tiene que ver con la falta de acceso”, añadió. “La del año que viene podría ser por falta de alimentos”.
Según el informe, se prevé que cerca de 180 millones de personas en 41 de los 53 países en los que hay datos disponibles enfrenten una crisis alimentaria o condiciones peores este año, y se tiene previsto que 19 millones de personas más enfrenten “desnutrición crónica a nivel mundial en 2023”.
Además, según el informe, los precios récord de la energía están provocando escasez de combustible y apagones en todo el mundo, especialmente en África.
Guterres dijo que muchos países en vías de desarrollo enfrentan una presión financiera continua, además del riesgo de impago de la deuda y de colapso económico debido a la pandemia del COVID-19 y a una recuperación desigual de la misma, así como a la crisis climática.