Una situación conflictiva se presentó ayer en el Centro de Coordinación Policial de la parroquia Juares, ubicada en la apacible población de Río Claro, cuando quince reclusos que se encuentran en el calabozo de esa institución trataron de cortarse los brazos para exigir visitas conyugales.
Al mismo tiempo, las compañeras de los detenidos, que se habían trasladado a ese puesto policial y no les franquearon el acceso, formaron una protesta para solidarizarse con sus maridos o concubinos.
Como el griterío era muy fuerte, naturalmente, la gente comenzó a aglomeraarse en las inmediaciones del Centro de Coordinación Policial, cuya autoridad principal es ejercida por el suprvisor agregado Gregorio Rodríguez.
Éste sostuvo un diálogo amplio tanto con los reclusos como con sus compañeras para explicarles que era imposible acceder a la petición porque el edificio donde funciona la institución policial carece de condiciones para dar cumplimiento a las visitas conyugales.
En el calabozo, prácticamente, están hacinados los presos desde hace meses, porque las autoridades penitenciarias no quieren recibirlos. Se trata, dijo el supervisor Rodríguez, de un problema muy grave que no podemos solucionar porque escapa a nuestra función.