Barquisimeto fue por muchos años referencia nacional en cuanto a proyección de ciudad y visión de futuro.
La ciudad del orden y la tranquilidad se ha venido a menos. Y es que cada vez con mayor frecuencia, los espacios públicos, calles, avenidas y aceras pierden su función original, al estar invadidas de comerciantes informales quienes, prácticamente, se adueñan de cada una de las áreas.
No hay espacio por donde caminar. Los transeúntes no tienen más remedio que lanzarse a las calles ante la cantidad innumerable de tarantines instalados en las aceras.
La ciudad del futuro no puede basarse en la improvisación. Si bien la economía del país ha obligado a muchos a incursionar en el comercio informal, los espacios públicos no fueron diseñados para este tipo de actividades.
Además, la instalación de negocios de comida rápida a cielo abierto, constituye un riesgo a la salud de quienes se acercan a ingerir algún alimento.
Le corresponderá a las autoridades con competencia hacer cumplir las normas y establecer mecanismos para promover el empleo en espacios adecuados, pues, en definitiva, la ciudad merece un mejor rostro.