«Hay gente que por más que intente fingir que es una buena persona,
las moscas que lo rodean lo delatan«
Anónimo
No es usual, ¿no se dan cuenta? Anda buscando ventajas tácticas para seguir delinquiendo. Anda en campaña de simpatía, como en un concurso de cariño porque tiene bajas las defensas de la aceptación institucional. Así que no se engañen, ¡Craso error! , el Coronel es un psicópata entrenado, los está sorprendiendo en su buena fe. Y este felón usa en contra de los demás el aforismo de «piensa mal y acertarás», entonces hay que pensar mal del narcisista y acertarán, porque él siempre anda urdiendo planes. No es ordinario que ande visitando las dependencias y queriéndose «codear» y departiendo como un comensal más con los insignificantes seres como él define a los empleados y trabajadores porque se cree un Dios. Y se llenan de alegría y de inusitada fascinación al ver al Jefe entre ustedes, mientras él tiene un perverso mundo paralelo donde está haciendo coartadas y reclutando adhesiones entre gente empática para cuando le convenga. El felón anda en campaña de miss simpatía y se quiere llevar el cetro. El Coronel es un actor y anda fingiendo lo que no es, con el objetivo de obtener respaldo institucional.
Recuerden que el psicópata copia las conductas que le sirven para sus planes siniestros, en tanto le permitan obtener lo que busca ilícitamente , sin probidad y en este caso se vale de mañas e hipocresías para hacerse ver como un hombre común que se interrelaciona con sus trabajadores y gerentes. ¿Y qué es lo que quiere el negro? El negro es un traficante de la hipocresía. Es un hipócrita y si tiene que sonreírles y hacerse el común entre el personal, y darles las manos, lo hará para tranquilizar la conciencia generalizada en la institución de que tienen como jefe a un ladrón, a un corrupto psicópata que vende documentos ilícitamente y se hace de cuántos dólares puede extorsionando a los usuarios. Él quiere tranquilizar la tempestad, porque en cada rostro lee que está descubierto, que todos saben que es una mala persona, una persona falsa, que es un corrupto, que se roba las reses y la comida de la institución, que extorsiona a los usuarios, en fin ya todos saben que es un psicópata habituado con experiencia para robar y hurtar, y que las empleadas a las que acosa ya han propagado la noticia. Además él se cree un legeremante, que para algo le sirva.
Pues sí, al Coronel psicópata hay que ponerle un cencerro para detectar dónde está, pues su particularidad es que llega en silencio y se desplaza en silencio en la institución, para hacerse el invisible y controlar «su reino» con ayuda de su suplemento y a través de las cámaras ocultas. Pero últimamente está haciendo bulla, de esa que pretende ganar adeptos y seguidores, de esa que persigue mantener a los súbditos bajo su dominio y control. Ese es su marketing, que le dejará mucho lucro ilícito, buscando hipócritamente poner de su lado a sus empleados, porque no los respeta en realidad sino que necesita de ellos como coartada. Está asumiendo otras estrategias, como la de acercamiento a los empleados o clientes internos que como mujeres maltratadas ingenuas reciben con alegría un ramo de rosas del psicópata, sin atisbar que es para garantizarse su dominio sobre ellas y después que las sodomiza las vuelve a golpear y el ciclo se repite. ¿O acaso olvidaron los escándalos de corrupción perpetrados por sus monos voladores? ¡Qué memoria tan corta! Quiere seguir haciendo de aquellos empleados ingenuos, sus inocentes cómplices.
El Coronel psicópata tiene una conducta intermitente, se muestra amable, social, cortés y educado cuando le conviene, pues ese no es su proceder habitual, no es real, ese no es su comportamiento usual. Ordinariamente es un patán, ofensivo y belicoso. Este felón sufre de trastorno explosivo intermitente con episodios repentinos y repetidos de conductas impulsivas, agresivas y violentas, o arrebatos verbales agresivos en los que reacciona con demasiada exageración para la situación. Él es un depredador social y los depredadores sociales fingen no serlos, andan al acecho, con tácticas para la ejecución de actos malignos. Al verdadero Coronel lo conocen sus víctimas quienes pueden dar fe de que clase de «animal es». Es un depravado que con saña y con maldad insolente deja salir de sí toda la psicopatía de un cobarde que se vale del circunstancial puesto y de un amiguismo cómplice para atacar escudado en la parafernalia de sus contextos.
Fíjense como actúan los psicópatas: «El maltrato es un proceso cíclico de acumulación de tensión y descarga violenta. En general, esta acumulación no es percibida por los demás, sus amigos y colegas no suelen advertir las señales. A lo sumo dirán que está de “mal humor” o “un poco tenso”, no obstante, esos comportamientos son manifestaciones del odio que sienten por las víctimas y sentimiento de poquedad que los invade. Ello, se debe a que poseen un concepto muy débil de sí mismos y para escudarse quieren que los traten como dioses. El psicópata agresor cae en un estado alterado, disociativo, en el que su mente parece estar separada de su cuerpo. No tiene ninguna compasión por el dolor de su víctima, la acción física le resulta incluso placentera. El proceso se potencia a sí mismo, determinando que los golpes sean cada vez más rápidos y fuertes. La agresión prosigue hasta que el arma está descargada o rota, o el agresor está exhausto». Amigos míos este es su Coronel psicópata por si no lo conocían. A menudo el Coronel luego que ha desplegado su conducta intermitente violenta y psicopática, violatoria de los derechos humanos, procura que otras personas intercedan por él. Recordamos un suceso donde usó e hizo de marionetas a dos nativos de la región una vez que hubo cometido sus fechorías. Dos monos voladores, uno de ellos ya murió.
En esta gira de miss simpatía, el Jefe ladrón anda buscando apoyo ante el advenimiento de alguna consulta, visita o auditoría donde se pudieran recoger secretamente las apreciaciones de los empleados y ella la bruja malvada, es decir; el Coronel psicópata narcisista, licántropo y voyerista, quiere hacerse de la cinta, el cetro y la corona como la ganadora. Está tanteando el terreno y buscando prosélitos. Se mantiene en un proceso de embaucamiento constante y se hace acompañar de sus herejías como el caso de Ananás.
Antes de que Sussana se enamorara del señor del crimen o sea de su Licaón el Coronel psicópata, por su hibristofilia, aún antes de que fuera seducida al lado oscuro, se podía detectar algo de pureza en ella, cuando con toda asertividad exponía sobre la maldad y el sadismo que caracterizan a su Jefe y a su suplemento y el trabajo que ella hacía para ganarse sus confianzas. Perdimos sus llamadas de auxilio a media noche para hacer las tareas de sus niñas y las jocosas historias, todo eso se disipó. Perdimos a Sussana, cuando se dejó arrastrar por la trampa de una personalidad endemoniada como la de ese hombre con la que hace adúltero a su inocente esposo y cometió traición en contra de quienes le mostraron sincera amistad, hasta hizo apostasía de Dios. Pero ella inicialmente también los detectó y supo por propia experiencia qué clase de gente es este par de psicópatas que tienen en sus manos las riendas de la institución. Todo es un calderón de podredumbre. «Yo me he ganado a pulso la confianza de su suplemento decía Sussana….».
El suplemento narcisista es su fuente primaria de combustible, para el narcisista es como una extensión de sí mismo, como si fuera parte de él , es decir; que no hay ningún límite entre su yo y el otro yo, dando por sentado que la otra persona tiene que pensar, sentir y actuar como él, y que está ahí para complacerle. El suplemento narcisista es un concepto introducido en la teoría psicoanalítica por Otto Fenichel, psicoanalista austriaco, para describir un tipo de admiración, apoyo interpersonal o sustento, extraído por un individuo de su entorno que se convierte en un elemento esencial para su autoestima. Ella es ahora la que lo estudia y tiene el control.
Pues bien, el Coronel psicópata narcisista, licántropo y voyerista se anda vendiendo a ver quién lo compra, no se lo pierdan. Ha montado su Marketing, tanteando los escenarios, fingiendo valorar a los demás y que lo crean empático, recto, honesto, decente, íntegro y sobre todo moral y respetuoso de las leyes. Pero lo único que quiere es llevar a cabo sus objetivos ilícitos de lucro y para ello busca adormecer las conciencias, fingiendo cual histrión.
«Lo pérfido de ser una mala persona es fingir ser una buena persona»
Anónimo.
Crisanto Gregorio León