Gerardo Álvarez: No es cierto que la economía venezolana se está recuperando #4May

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Según el economista Gerardo Álvarez, al igual que otros analistas lo han señalado, no es cierto que la economía venezolana está recuperándose como lo anunció recientemente el Nicolás Maduro.

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Profesor titular jubilado de pre grado y postgrado en el Decanato de Ciencias económicas y empresariales de la Universidad Centro Occidental Lisandro Alvarado (UCLA), funge como asesor económico de la Cámara de Comercio de Fedecámaras Lara.

Su hipótesis la sustenta en lo que ha denominado las paradojas de la socio economía venezolana. Una paradoja es la idea opuesta o diferente a la opinión común. Por eso habla de algo distinto sobre lo que han planteado la mayor parte de los analistas económicos.

Venezuela está enferma

¿Cómo entender el colapso económico del país, el mayor en la historia moderna latinoamericana y uno de los mayores a nivel mundial, cuando el Primer Mandatario Nacional dijo el sábado 15 de enero en el marco de su mensaje anual ante la Asamblea Nacional (AN) que el país está encaminado en la recuperación económica en medio de las ilegales sanciones unilaterales y coercitivas que le impone la Casa Blanca?

Allí anunció que tras 5 años de guerra económica, Venezuela recuperó el camino, que las instituciones proyectan un crecimiento superior al 4 por ciento, y que el crecimiento del comercio interior alcanzó el 33 por ciento

Y el miércoles 27 de abril reiteró que “la nación está mejorando”, económicamente augurando la recuperación del salario mínimo en el país.

Sobre estas halagadoras expresiones, resulta tarea nada fácil para el economista Gerardo Álvarez intentar explicar que las apreciaciones o interpretaciones sobre un hecho o fenómeno económico, como resulta en este caso el crecimiento del mismo,  si bien es cierto están fundamentadas en cifras estadísticas parciales, no menos cierto es “en mi humilde opinión de economista de provincia”, que no reflejan la verdadera situación de la socio economía del país.

“En una primera conclusión, podríamos señalar que con estos altísimos niveles de inflación y una abrupta caída en la producción nacional como en efecto ha sucedido, resulta difícil hablar de una recuperación económica como muchos pretenden explicar, y como señaló el Presidente de la República en su mensaje, para que ello se dé, existen muchas otras condiciones que lamentablemente el país está muy lejos de cumplir desde el punto de vista social, como económico y político”.

“Ha sido una realidad, pública notoria y estadísticamente comprobada por analistas y organismos económicos nacionales e internacionales, y hasta por el propio gobierno, que la economía venezolana ha venido disminuyendo paulatina, progresiva y peligrosamente desde el año 2013”.

Cifras del propio Banco Central de Venezuela, continúa, reseñan que a diciembre de este año el producto interno bruto, es decir, el tamaño de nuestra economía, se ubicaba en términos redondos en los 400 mil millones de dólares, y a diciembre de 2020, hace 2 años, escasamente llegaba a los 50 mil millones de dólares según cifras no oficiales de analistas económicos.

“Pues lamentablemente el gobierno no ha hecho públicas, hasta ahora, sus estadísticas macroeconómicas fundamentales. Si nos trasladamos a diciembre del 2021, el producto interno bruto continuó bajando, según algunos economistas, entre quienes me incluyo, alrededor de unos 40 mil millones de dólares”.

 Esta cifra significa, expone, que el tamaño de nuestra economía ha disminuido en términos redondos alrededor de un 75 por ciento durante estos 7 u 8 años

Estima que hoy en día somos del tamaño de países como Guatemala, Costa Rica, Ecuador, mucho más pequeños que nosotros, pero también con mucho menos recursos naturales que nuestro país.

¿Cuáles son las graves consecuencias de este fenómeno económico que muy pocos países en el mundo exhiben hoy en día?

Ya han sido explicadas, estudiadas por analistas económicos nacionales y organismos internacionales, toda vez que los estudios oficiales lamentablemente brillan por su ausencia.

“Igualmente es público y notorio que la inversión privada, que es la que motoriza de una u otra manera la economía del país, ha disminuido durante ese mismo período en aproximadamente un 80 por ciento, según cifras de Conindustria”.

Subraya que el parque industrial se ha contraído en igual porcentaje, según guarismos de la misma fuente, y el restante 20 por ciento de industrias que han permanecido abiertas operan, según el presidente de Conindustria, al 23 por ciento de su capacidad de producción generando una disminución masiva de desempleos en el sector industrial y comercial, estimado en un 60 por ciento de manera conservadora.

Esta cifra, añade, ha engrosado el empleo informal o el disfrazado a montos nunca antes vistos, al punto que no sería exagerado señalar que el principal empleador del país hoy en día es precisamente la informalidad laboral, la economía sumergida, como la llamaba Fernando De Soto en el Perú, que se exacerbó con la pandemia, pero también es necesario señalar que promovió la presencia de emprendedores y trabajadores por cuenta propia, pero que hasta el momento, estadísticamente no son considerados ni como empleo estables ni formales. 

Una economía no puede crecer sólo con este tipo de empleos. Esta disminución en la producción nacional durante 8 años seguidos, que no había ocurrido en ningún país de las Américas y que ha traído serias secuelas negativas al país, no fue el único hecho o fenómeno económico que nos ha afectado.

Recordó que a partir del mes de noviembre de 2017 irrumpió en Venezuela un tsunami económico, como lo fue la hiperinflación, que surgió como consecuencia de una inflación creciente que se venía acumulando desde hace muchos meses. 

Este perverso proceso desde finales de 2017 hasta diciembre del 2021 generó una inflación de aproximadamente 16 mil 50 por ciento, cifra que no exhibe casi ningún país en el mundo.´

En enero de 2014 la producción petrolera venezolana promediaba unos 2.888 miles de barriles diarios y generaba el equivalente al 90 por ciento de los flujos en divisas del país.

Desde entonces y hasta julio del 2020 la producción mensual mantuvo una marcada tendencia a la baja que la llevó hasta los 392 miles de barriles diarios en julio de 2020, un mínimo desde 1934, producto de la caída acumulada de 86 por ciento en 6 años y medio.

¿Qué está pasando con la producción petrolera en Venezuela? 

A pesar de que expertos no petroleros han analizado en muchas oportunidades que la era del petróleo en Venezuela terminó, otros especialistas han manifestado que para que en Venezuela se dé un verdadero crecimiento económico, la producción, que aún constituye principal fuente de ingreso de divisas al país, deberá recuperarse  no a los niveles de 1998, cuando originábamos holgadamente más de 3 millones de barriles diarios, sino para que pase por lo que hemos denominado  un proceso de progresiva profilaxis integral que abarque desde la exploración agua arriba, hasta la distribución y venta del crudo pesado aguas abajo, toda vez que nuestra industria petrolera viene enfrentando desde hace muchos años graves problemas estructurales y coyunturales, y esto también es público y notorio.

Lo primero está referido, explica, al muy bajo mantenimiento de sus equipos sin mencionar que opera, según sus dirigentes sindicales, con solo una tercera parte de los taladros que poseía otrora, sin mencionar los tantos accidentes ocurridos en sus instalaciones debido a la impericia de sus trabajadores, y los tantos cierres de planta que han ocurrido en sus refinerías, producto de incendios y accidentes laborales.

“Pero desde el punto de vista financiero, PDVSA ha sido objeto de un brutal trasvase   de recursos económicos que lejos de financiar su actividad medular como lo es la producción de petróleo, se han dirigido a otros fines propios del Ejecutivo Nacional, como lo es, entre muchos otros, alimentar el insaciable gasto público irreproductivo que tanto daño le ha hecho a la economía del país”.

La peor crisis económica

Venezuela experimenta el mayor colapso económico sucedido en un país sin guerra en al menos 45 años, según los economistas.

Para encontrar niveles similares de devastación, los expertos del Fondo Monetario Internacional mencionan a países devastados por la guerra, como Libia a principios de esta década o Líbano en los años 70.

No obstante, Venezuela, que fue el país más rico de América Latina, no vivió un conflicto armado. Según los analistas, el mal gobierno, la corrupción y las políticas erróneas Nicolás Maduro y su predecesor, Hugo Chávez, desataron una inflación desenfrenada que clausuró empresas y destruyó al país. Además, el gobierno de Donald Trump impuso duras sanciones para tratar de paralizar todavía más a esta nación.

¿Hay posibilidad de una reactivación económica a corto plazo en Venezuela?

En mi humilde opinión, para que este proceso de reactivación económica se pueda dar en nuestra precaria economía, faltan muchas otras condiciones que permitan acelerar que se está recuperando.

El economista Gerardo Álvarez hace 12 preguntas, cuyas respuestas pueden dar ideas de lo difícil que es este proceso de reparación que muchos consideran ya empezó. 

1.- ¿Cómo puede recuperarse una economía donde la mayor parte de sus habitantes viven en pobreza extrema?

2.- ¿Cómo puede recuperarse la producción nacional no petrolera si el crédito bancario por demás disminuido ha sido prácticamente clausurado por el gobierno nacional?

3.- ¿Cómo se puede recuperar la producción nacional si el gobierno acaba de prorrogar una vez más la exoneración a más de 4 mil artículos importados favoreciendo la economía de otros países en detrimento de la nuestra?

4.- ¿Cómo se puede reactivar al sector productivo con una insaciable voracidad fiscal municipal y paramunicipal que intenta acabar con las pocas empresas sobrevivientes? ¿Serán los casinos y bodegones los que van a reactivar la economía con los restaurantes de lujo y la renta de vehículos importados?

5.- ¿Cómo se va a reactivar la producción nacional con modificaciones a las leyes impositivas como la llamada ley a las grandes transacciones financieras, que lejos de incentivar a las empresas las desestimula totalmente para seguir operando?

6.- ¿Cómo se va a reactivar el consumo nacional con salarios miserables promedio de 0,40 centavos de dólar por día al menos a un 60 o 70 por ciento de la población?

7.- ¿Cómo se va a activar la inversión nacional sin reglas del juego económicamente claras sin independencias de los organismos judiciales en medio de elevados niveles de incertidumbre tanto económicos como políticos, sin que el sector privado tenga confianza en el árbitro económico?

8.- ¿Cómo se va a reactivar la producción petrolera sin un vasto plan de financiamiento externo hasta el momento inexistente?

9.- ¿Cómo se va a reactivar la economía con servicios públicos totalmente devastados y sin posibilidades de mejoramiento ni a corto ni a mediano plazo?

10.- ¿Cómo se va a reactivar la economía si la mayoría de sus talentos jóvenes, más de 6 millones de personas que han emigrado, de los cuales el 50 por ciento son profesionales idos en busca de mejores oportunidades bonificando las economías de esos países?

11.- ¿Cómo se va a reactivar una economía si la asfixia presupuestaria sobre nuestras gloriosas universidades públicas han disminuido al máximo los niveles de enseñanza, al punto de convertirse prácticamente en unos liceos? “La empresa de televisión del Estado recibió este año un presupuesto mayor que nuestra tricentenaria Universidad Central de Venezuela”.

12.- ¿Cómo se va a reactivar una economía que tiene la tasa de hiperinflación más elevada del mundo, aunque algunos economistas opinen lo contrario? El propio Banco Central señaló recientemente que la tasa de inflación en el año 2021 cerró con niveles de 683 por ciento. ¿Eso no es hiperinflación?, pregunta. 

El experto economista concluye su extenso y detallado análisis, manifestando que no se puede tapar el sol con un dedo creyendo que la hiperinflación “se nos fue, que está de vacaciones, que la superamos cuando en el año que acaba de concluir tenemos casi 700 por ciento de tasas de inflación, calculados de manera muy conservadora por el propio Banco Central de Venezuela”.

Similares conceptos

A propósito del cuestionario expuesto por el economista Gerardo Álvarez, tropezamos con interrogantes similares hechas por Juan Pablo Olalquiaga, quien fue presidente de la Confederación Venezolana de Industriales (Conindustria) hasta 2019, y ha cumplido un rol de liderazgo gremial empresarial desde distintas posiciones, siempre en defensa de la iniciativa privada.

Hace algunas citas con una pregunta contundente al final: “Si más venezolanos caen en la pobreza que los que salen de ella, si no hay creación de tejido institucional que soporte al ciudadano, si no existe sistema financiero que permita el arranque masivo de emprendimientos, si no hay política tributaria ni arancelaria que estimule la producción, si el sujeto económicamente activo se esconde en la economía negra por temor a hacerse visible, si no hay organizaciones que propendan a la asociatividad ni accedan a la tecnología e investigación, si la tasa  de cambio privilegia la importación de todo tipo de bienes de consumo a expensas de la producción local, si no hay creación de institutos de educación para incentivar el conocimiento y que éste se traduzca en crecimiento profesional y ascenso social, ¿qué nos lleva a creer que una burbuja en el consumo de una mínima parte de la población como consecuencia de desmontar controles es equivalente a crecimiento económico real, sostenible y de fondo?

Lara sin cifras

Por supuesto que la economía del estado Lara no escapa a este colapso. ¿Cómo está la pobreza extrema en la región?, preguntamos finalmente al economista Gerardo Álvarez.  

En el estado Lara no se conocen cifras oficiales sobre indicadores que expliquen el funcionamiento de la economía regional, pero según, no obstante hay alguna información aislada de ciertos organismos oficiales que expresan de manera muy general el ejercicio de algunos subsectores de la economía del Estado, y a nivel privado los distintos gremios económicos manejan información de manera muy general, sobre su respectivo sector.

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